Joaquín Cabezudo, que se jubiló hace un año tras más de cuatro décadas de profesión como maestro de Primaria (17 años) y profesor de instituto (25), presenta estos días su libro Brindis en la Sala de Profesores. 50 historias exitosas que desmontan miedos docentes.

La obra recoge “experiencias, anhelos, frustraciones y ejemplos de superación ante las dificultades observados en decenas de maestros y profesores con los que he compartido mi trabajo en diversos colegios e institutos”. “Es un libro esencialmente vivencial y, por lo tanto, cercano a cualquier persona que esté o haya estado vinculada al complejo pero vibrante y multicolor mundo de la enseñanza”, afirma.

La obra se centra “preferentemente” en los “riesgos psicosociales” de esta profesión, que, “a modo de simplificación pedagógica”, se ven reflejados en “un muñeco-robot que bautizamos con el nombre de Andamos”. Sin obviar que la función docente está plagada de dificultades, el autor defiende que “es una profesión de muchas oportunidades, que permite desarrollar la creatividad, cultivar el compañerismo, comprometerse con los valores y anhelos de la sociedad, y mantenerse siempre actualizado y abierto a lo que pasa a nuestro alrededor”.

Brindis en la Sala de Profesores completa una trilogía sobre “el mundo real de la enseñanza” que Cabezudo inició con El juez en el colegio, planteado como “un manual sobre la problemática de los accidentes en los colegios e institutos”, y continuó con el libro Quiero ser docente, destinado a “quienes desean dedicarse a la profesión educativa”. 

Cabezudo, que ejerció en centros de Extremadura, Murcia y Canarias y, ya en Sanlúcar, fue director del colegio Quinta de la Paz durante seis años y profesor en el instituto Doñana, dice estar convencido de que “en los momentos actuales, con nuevos y volátiles paradigmas sociales, culturales y políticos, se necesita más que nunca del trabajo de buenos docentes”.