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Cómic

Cinco días en New York

  • Las primas más famosas del cómic vuelven a reunirse con un nuevo trabajo en el que nos hablan de unos sentimientos muy humanos

Detalle de la portada.

Detalle de la portada.

Entre todos los cómics que reposan en las baldas de mi comicteca, hay varios que son especiales. Algunos por el momento en el que me encontraba, y que sirvieron para conocer unas propuestas estilísticas y narrativas que a aquel bisoño lector le volaron el cerebro.

Sin embargo, otros muchos me emocionaron, sus autores y autoras lograron eso que es tan complicado. Y es que, mientras tú estás sentado, todo lo que tienes a tu alrededor, tu vida, tus problemas, el ruido de fondo, se desvanezcan y te conviertas en un atento espectador ante la historia que se desarrolla en esas páginas de cómic.

Aquel verano fue una de estas obras. Era la primera vez que leía algo creado por este simpar dúo de primas canadienses, Jillian y Mariko Tamaki, y he de confesar que, cuando lo vi en la estantería de una librería lo primero que me llamó la atención, una vez que lo había ojeado, fue la calidad del dibujo.

Pero esa novela gráfica es mucho, mucho más. Sin darme cuenta, me trasladaría a Awago, la localidad costera donde se desarrolla la acción, y viviría junto a las jóvenes protagonistas, Rose y Windy, una de esas experiencias que, una vez has pasado la última página, te dejan golpeado por la calidad del argumento. Lo bien que sus autoras han trasladado al papel el mundo de los sentimientos de estas dos amigas, niñas que se encuentran inesperadamente ante esa frontera que todos y todas debemos cruzar en un momento de nuestras vidas, llevándonos a una nueva ‘estación’ que se llama adolescencia.

Esta introducción sirve para que quede clara mi admiración por las Tamaki que, ya sean en tándem, o por separado (os recomiendo muy mucho Laura Jean me ha vuelto a dejar, junto a la talentosa Rosemary Valero-O’Connell), ya sea en el universo de la novela gráfica o, como es el caso en los últimos años, labrándose una sólida carrera en las dos grandes editoriales norteamericanas, Marvel y DC, dando voz a sus principales personajes, esos que visten capas y ajustadas mallas.

Así que podéis imaginar mi asombro, y alegría, cuando hace unos meses me enteré que las talentosas primas se habían vuelto a reunir para hacer magia de nuevo. Con impaciencia he estado contando los días para que esta nueva obra, Roaming, llegara a nuestro país. Y sí, como pasó con Aquel verano, ha sido La Cúpula Ediciones la encargada de publicarla, culminándose ese reencuentro.

En esta nueva novela gráfica vamos a conocer a una chica tímida, que algo ansiosa, espera en un aeropuerto, cambiando una y otra vez de asiento…

Su nombre es Zoe y los lógicos nervios que padece son porque, después de algún tiempo, se va a reencontrar con una de sus mejores (por no decir la mejor) amiga del instituto, Dani, con la que ha seguido manteniendo el contacto, pudiendo realizar por fin el añorado sueño que ambas compartían: visitar unos días la Gran Manzana, la ciudad que nunca duerme, la mítica New York.

Yo aún no lo he experimentado, pero supongo que internarte en esa jungla de altos rascacielos, poblado por miles de viandantes, luminosos anuncios y lugares por los que todos hemos paseado, aunque haya sido de manera imaginaria a través de las películas y las series, ha de ser una experiencia única, de esas que te dejan marcado para siempre.

Pues bien, sí, como os decía, las amigas se reencuentran, pero una persona se une al dúo, y será la tercera en discordia, por decirlo de alguna manera. Su nombre es Fiona, y su físico y actitud destacan desde el primer momento. Rubia, muy atractiva, bastante altiva, es el típico ejemplo de persona que parece saberlo todo, que lleva a sus espaldas una imaginaria mochila de experiencias que hará, casi desde el primer momento, que Zoe vaya cayendo de manera irremediable ante sus pies, totalmente cautivada.

Lo malo de todo esto es que el esperado reencuentro entre ella y Danielle va a ir quedando en un segundo plano, como si la comunicación entre ambas se vaya desvaneciendo, haciendo un paralelismo con ese móvil que Zoe deja apagado, y que tan solo volverá a utilizar cuando algo inesperado sucede.

Una vez más, Mariko Tamaki sabe dotar a sus personajes de un carisma y unos sentimientos muy, muy humanos, logrando que empatices y te identifiques con ellos desde prácticamente la primer página.

Otro detalle a destacar es la evolución gráfica de Jillian Tamaki, cuyo estilo se adapta a la perfección para este tour de force compuesto por más de cuatrocientas páginas que se leen de un tirón.

Pero Roaming es también una auténtica canción de amor a esta gran urbe, New York. Nos agarra de la mano y nos mete en sus calles, sus fachadas, tiendas, restaurantes y bares, como si de un personal cuaderno de viaje se tratara.

Y ahora, una vez disfrutado, pasará a ser otra de esas obras que, para mí, tienen algo muy especial.

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