Inédita en la cartelera local y olvidada en la temporada de premios, llega a plataformas en modalidad bajo demanda (Filmin, Movistar+) este primer largo de Avelina Prat donde Karra Elejalde e Ivan Barnev, ganadores de la Espiga de Oro de la Seminci a la mejor interpretación masculina, interpretan al serio, riguroso y solitario viudo jubilado que pasa sus días entre puntuales visitas al club, yogures y partidas de ajedrez, y al búlgaro recién llegado a la ciudad que el primero ha decidido acoger en su casa mientras regulariza su situación y encuentra un trabajo.
Así arranca, sin demasiados preámbulos, esta discreta, amable y sencilla fábula contemporánea sobre la inmigración, la (in)comunicación y la empatía que Prat traza desde unas formas austeras y depuradas, un tono cómico en sordina y una voluntad general de contención que hace que, por ejemplo, nunca hayamos visto al histrión Elejalde en semejante registro de mínimos.
Se trata aquí de hacer cine social y humanista camuflado en el estudio de personajes, o viceversa, depositando en ese búlgaro beatífico, educado, culto y polivalente el reflejo de los prejuicios racistas de una clase media y provinciana que se mueve entre la caricatura caritativa y el verdadero gesto solidario. A la postre, Vasil habla de las relaciones entre padres e hijos, de la soledad, la nostalgia del hogar y de esa buena persona que tal vez todos querríamos ser.