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Cine

Wes Anderson y los amores infantiles

  • El inconfundible director propone en 'Moonrise Kingdom' un viaje a un campamento de verano para niños en los años 60

Lo más sorprendente de Wes Anderson es que es tejano. Más concretamente de Houston, el sitio donde llaman los astronautas cuando tienen problemas y donde la familia Bush tiene sus cuarteles generales petroleros. Hasta ahora, los tejanos eran tipos duros a los Chuck Norris, defensores a ultranza de El Álamo y del American Way of Life, pero Anderson cambió esta percepción. Su cine hace pensar que debió nacer en las más sofisticadas San Francisco o Nueva York, pero no. Los genios nacen donde quieren.

Y es que Wes Anderson es uno de los grandes renovadores de la comedia, con un estilo personal e intransferible que poco a poco se va imponiendo. Frente a las reacciones marcianas que generaron sus primeras obras, cada vez mayor número de actores y estrellas quieran trabajar con él. Aun así, el cineasta ha sido fiel a un grupo de técnicos e intérpretes que se repiten en sus títulos como una compañía estable. Entre estos últimos, los hermanos Wilson o Jason Schwartzman, junto con un Bill Murray que tras ser uno de los reyes de la comedia industrial de los 80 ha encontrado acomodo en su madurez en directores independientes como Jim Jarmusch o el propio Anderson. El estilo del director es siempre aparentemente simple, con colores básicos en su fotografía y muy centrado en los diálogos, con personajes que forman familias disfuncionales y con problemas de madurez. Así ha sido en Academia Rushmore, Los Tennenbaum, Viaje a Darjeeling y esa obra maestra de la excentricidad que es Life Aquatic. También se ha atrevido con la animación, adaptando a Roald Dahl en la inclasificable Fantástico Mr. Fox.

Hoy se estrena para animar este mortecino cinematográficamente hablando junio su último filme, que tuvo el honor de inaugurar el último Festival de Cannes, donde como es habitual generó división de opiniones, aunque con tendencia a las positivas. Moonrise Kingdom se centra en los primeros amores y está basada -como gran parte de las películas de Anderson- en sus propias experiencias vitales. No cuenta, curiosamente, con sus habituales hermanos Wilson, pero si con Schwartzman y Murray. Pero a cambio ha conseguido a Edward Norton, Bruce Willis, Frances McDormand, Tilda Swinton y Harvey Keitel. Junto a estos veteranos, los niños Jared Gilman y Kara Hayward, los verdaderos protagonistas de la función. La acción de Moonrise Kingdom se retrotrae a 1965, a un campamento de verano de boy scouts situado en una isla de Nueva Inglaterra. En este marco tan relajado, dos de los participantes, de 12 años, se conocen y se enamoran, decidiendo fugarse para vivir su romance. Esto hace que los responsables del campamento y las fuerzas vivas de la isla se movilicen para hallarlos, con la amenaza de una fuerte tormenta veraniega. Los padres de los chicos también se plantan allí. Para todos los implicados, esta experiencia será crucial aunque al principio no puedan verlo.

Como de costumbre, uno de los alicientes de la película es la banda sonora, hecha de canciones clásicas y no tan clásicas, con las que Wes Anderson consigue que la sensación de ensueño de sus películas aumente.

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