Chiclana, un lugar para trabajar
Cada vez son más los extranjeros que se animan a buscar empleo en la ciudad debido al buen clima, al carácter de la gente y a que se sienten como en casa
Es innegable que el buen clima y el talante de la gente de este sitio, hacen de la ciudad un lugar que anima a quedarse una vez se ha descubierto. Por ello algunos de los 'guiris' que vienen de vacaciones, al llegar a esta población deciden quedarse para buscarse la vida y, con el paso del tiempo, acaban por convertirse en chiclaneros.
De esta forma, paseando por las calles no es difícil encontrar rostros con rasgos distintos a los españoles, diferentes acentos y muchas cámaras de fotos.
Es el caso de Sandra, una guapa alemana que se trasladó hasta esta localidad porque le ofrecieron un trabajo en un hotel de la zona, donde estuvo casi cuatro años, después buscó otras cosas y ahora trabaja en una empresa de alquiler de coches. Viéndola en su quehacer diario es fácil observar que está completamente integrada con sus compañeros, quienes tienen un trato cómplice con ella, quizá por eso se refiere a la gente de la zona como "personas amables", aunque asegura que al principio le costó un poco aprender el 'andaluz'. Esta simpática rubia de ojos claros se encariñó de la ciudad por la buena vida que ofrece y el menor nivel de estrés que soporta frente al que se veía sometida en su país.
Lo cierto es que en comparación con Alemania, el clima que ofrece el entorno es mucho más cálido en verano y agradable en invierno, ya que aquí, no hay temperaturas extremas. Las personas, por regla general, no tienen una jornada laboral tan amplia, por lo que resulta más fácil ir tranquilo de un lugar a otro, y ser más receptivo en el trato con los demás.
Siguiendo en la línea del continente, si uno se fija bien, el número de italianos va en aumento. La mayoría de pizzerías, 'trattorías' y heladerías, están dirigidas por personas pertenecientes a la 'bota' de Europa y eso que tampoco se diferencia tanto de España.
Como Stefano, que llegó desde la región alpina hace seis años, aprendió a trabajar el cuero de la mano de un amigo suyo, y ahora tiene un puesto de artesanía en la segunda pista de la playa de la Barrosa. Confiesa que siempre le atrajo España. Al principio estuvo en Cádiz y los Caños, pero probó con Chiclana y se quedó porque le gustaba, lo que le hizo quedarse es que hay mucho campo y ganadería. A sus 45 años se siente un amante de la ciudad donde afirma que "hay de todo para todos".
Pero la cosa no acaba ahí, ya que las personas de otros continentes, como el americano, se sienten atraídas por España, su luz, fiesta, gente y ambiente. Y más concretamente por esta ciudad.
Un buen ejemplo son dos argentinos, padre e hijo que llegaron hasta la zona de Cádiz porque su esposa y madre es de Algodonales. Alberto Armando es el padre, tiene 48 años y lleva nueve de ellos en la localidad. Al principio estuvo en Jerez y montó un negocio, pero su idea era buscar algo cerca de la playa. De esta forma, regenta un bar familiar en la primera pista de la playa de La Barrosa. Cuenta que al llegar aquí se sintió "como en casa" afirmando que "la gente de la ciudad es divina y que Chiclana hay que vivirla". Su hijo Mariano también es porteño, tiene 30 años y vino a ver a sus padres hace seis, su idea era viajar a Londres pero al encontrar el bar en la playa decidió cambiar de planes y quedarse aquí. Quería trasladarse a un lugar más tranquilo y le terminó seduciendo la idea de vivir en la costa. Este año ha montado un pequeño negocio, cerca del familiar, con su amigo Emiliano.
Francisco Faustino de Jesús, también llegó del sur de América, un brasileño que lleva aquí casi ocho años. Al llegar estuvo en San Fernando como cocinero de un restaurante, pero ahora, lleva una pizzería en la playa de la Barrosa. Una voz interior le decía que tenía que venir a España, le llamó la atención que la gente de la ciudad "parece brasileña por su carácter simpático y amigable". Según él esta es, en verano, "una ciudad inmejorable por el clima y las playas".
Que el número de extranjeros que viven en la zona va en aumento es un hecho, prueba de ello es que en el último censo en la ciudad se contabilizaron más de 4.000 personas procedentes de 76 nacionalidades diferentes.
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