Pedro Morón es el jefe de maquinaria de la tramoya del Gran Teatro Falla, en cuya plantilla entró en 1990, coincidiendo con su reinauguración. Antes estudió en Madrid en la Escuela-Taller de Tecnología del Espectáculo, que dirigía Peridis, y también estuvo cinco meses en París becado en un curso de construcción de decorado. El Falla es para él su centro de trabajo y son contadas las veces que ha cantado en su escenario, ya que lo suyo son las callejeras.

- Pese a ello tiene un amplio historial chirigotero. ¿Cuáles fueron sus inicios?

- En el año 83, con mi hermano Manolo, Alberto Pettenghi, Jesús Morillo y Julián Onle, todos de Teatro Carrusel. En un mismo día cambiábamos de nombre del grupo y también de tipo. Al año siguiente estuve a punto de salir con mi primo José Manuel Gómez, y en el 85, con Erasmo Ubera, formé parte de dos callejeras. 'Las calle de Cádiz' y 'Los que siempre llegan tarde'. Luego salí a la calle con 'La dictadura postiza', a la que siguieron 'Los gnomos metíos en manteca', 'Los sanmolontropos verdes', 'Los piconeros galácticos', 'Época vergüenza' y 'Los borrachos'. También fui el negro del 'Ballet zum zum', de lo que guardo los mejores recuerdos.

- ¿Ahora, cómo mantiene su afición chirigotera?

- Cuando decidí no acudir más al concurso, porque en el Falla es donde tengo mi puesto de trabajo, salí a la calle con la chirigota 'Los ricos'. Y en 1994, con Antonio Mato y Manolo Padilla, sacamos el cuarteto 'Los números romanos' y 'Los marqueses', para en 1997, con el Gómez, formar parte del grupo 'Los guatifó'. Este año como 'Guatifaliem'.