Y parió la abuela

Ya estoy yo en la puñetera calle

Deseando estaba de que llegara el mágico momento de salir de mi casapuerta disfrazado y mezclarme en el maravilloso espectáculo del Carnaval callejero. Muchos me preguntarán, "¿Po pa que te mete en ná? ¡Pasa del Concurso!". Pero no sería lo mismo. El Concurso quema, machaca, desmoraliza, infarta…pero no es ni más ni menos que el refrito en el que se cuaja luego el gran Carnaval, el de la calle, el de la esquina. En el Carnaval de la calle la sonrisa de tímpano a tímpano es perenne, el compadreo es obligado, el desafine no importa, y la bastina se tolera. En el Carnaval de la calle los francotiradores tienen una flor en el cañón del fusil, y el masticar letra se premia con una carcajada. En el Carnaval de la calle, el aplauso es sincero y no se cuantifica. Da igual lo que digan los periódicos porque los periódicos no van a decir nada. Da igual si te pisan un cuplé porque en aquella esquina lo vuelves a cantar y es novedoso como el que más. Y si te pasas de tiempo, da igual, mejor para todos. Y el tiempo de montaje se limita a colocar las botellitas bien posicionadas para que no se caigan. Y no hay penalizaciones por moverte más de la cuenta. Y se cambia de forillo, ahora aquí, ahora allá. Y la ronquera es una virtud. Y el mejor palco aquel que te permita distinguirle los empastes al punta jurado, es decir, a medio metro. Y ustedes se preguntarán "¿Po pa que te mete en ná? ¡Pasa del Concurso!". Pero no sería lo mismo. Porque entonces no valoraría igual la calle. Por eso creo que continuo en el Concurso, porque el concurso es algo que se hace por devoción…pero la calle, la calle amigo es obligatoria. Y el día que uno empieze a hartarse de la devoción, que aún no ha llegado, imagino que me quedaré con mi obligación. Los adoquines mojados de una esquina cualquiera, cantando con un hilito de voz las pamplinas de ayer,hoy y todos los tiempos. Feliz Carnaval.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios