Bendición de dios

Gastronomía carnavalera

GASTRONOMÍA carnavalera no significa ni mucho menos "Carnaval en la calle", ya que por desgracia cada vez son más las "botellonas" que invaden nuestro casco antiguo en los días grandes de la fiesta. Se sigue sin adecentar los "chiringos" con mostradores mínimamente dignos, se sigue poniendo música de 'Los chunguitos' que nada tiene que ver con lo nuestro, se sigue cobrando sin control a modo de sablazos como si la gente fuera tonta y, por parte municipal, brillan por su ausencia la Policía Local y los "meaeros portátiles"que hasta cierto punto sí lo son porque cada uno lo hace en la esquina que le da la gana. Aunque más bien en este caso lo portátil, que según el diccionario el significado "se aplica al objeto que es fácil de transportar de un lugar a otro por ser manejable y de pequeño tamaño", en este caso los 'yamentiendes' de cada uno o una, algunos más manejables que otros.

Bien es cierto que no se puede meter a todos en el mismo saco. Conozco a alguna otra persona que sale a escuchar Carnaval. No muchas, la verdad, y con miedo a encontrarse una pelea o una lluvia de botellas. Pero no cabe duda de que a esto hay que darle una vuelta de tuerca y poner en valor lo que en su día lo tuvo, tanto en organización y sobre todo en el cartel. Las agrupaciones punteras se niegan en rotundo a asistir a estos eventos, no porque no cobren, si no que además de eso no hay un dios que las escuche, no las respetan, porque para el asistente el protagonista del acto es un marisco un chorizo o una torta de Inés Rosales.

En mi caso particular aún recuerdo con emoción la comparsa 'Robots' en una Erizada del año 83, con la calle totalmente abarrotada y ese público escuchando atentamente (lo demuestran muchas fotografías existentes). Aquello sí era un acto gastronómico carnavalesco que combinaba aquello de comer y cantar.

Luego han ploriferado multitud de ellos, donde el más tonto gana dinero montando una barra de hojalata, unos vasos pringosos y vámonos que nos vamos.

He leído hace unos días que para el próximo año quieren montar una nueva celebración gastronómica, con un preciado manjar del norte. ¡Lo que faltaba ya!, promocionar las denominaciones de origen lejanas en las típicas peñas gaditanas. ¡Y olé! Mientras se mangue un vaso, to se paga con abrazos. Ya lo vaticinó el Carapalo en un cuplet de su chirigota de 1987 'Un montón de guanaminos', que como todo termina en '-ada', a ver cuándo hacemos en Cádiz la 'Cabronada'. Y acertó, porque ya se celebra en El Mentidero. Mi barrio, por cierto.

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