Acaba de llegar el otoño a Villaluenga del Rosario: rutas por descubrir, monumentos y un paraíso para los amantes de la espeleología
Este rincón de la sierra de Cádiz cuenta con menos de 500 habitantes y es el pueblo más elevado de la provincia, a unos 858 metros sobre el nivel del mar
Más de 400 ovejas merinas y cabras payoyas, concursos, mercado y degustaciones en este pueblo de la sierra de Cádiz
Si hablamos de rincones mágicos en la provincia de Cádiz para descubrir este otoño, no te olvides de Villaluenga del Rosario. Las primeras lluvias, la bajada de las temperaturas y los cielos nublados se irán abriendo paso durante este otoño en la sierra de Cádiz.
Es aquí donde podrás desconectar y disfrutar de la serenidad de los pueblos blancos gaditanos. Refugios que te invitan a soñar mientras te rodeas de la naturaleza. Entre todos ellos, cabe destacar a Villaluenga del Rosario, reconocido como Pueblo Mágico de España.
Entre sus peculiaridades destaca que es el pueblo más pequeño de la provincia de Cádiz, con menos de 500 habitantes, y el más elevado de todos, pues se encuentra a 858 metros sobre el nivel del mar. La Red de Pueblos Mágicos de España lo describen así: “el payoyo ha hecho a mano su pueblo, de casas de dos alturas como máximo, tejados y blancas fachadas. Calles empinadas y estrechas, que se prolongan hasta intimar con las rocas”.
Merece la pena visitar su cementerio, construido en el interior de los restos de la antigua iglesia del Salvador, construida en 1722 y devastada durante la Guerra de la Independencia por las tropas napoleónicas. Este camposanto, aún en uso, es considerado uno de los más hermosos de España por su arquitectura única y su atmósfera serena. Miles de visitantes llegan cada año para admirar este lugar, donde la historia y la espiritualidad se entrelazan.
Otro hito histórico es la plaza de toros, la más antigua de la provincia, erigida en el siglo XVIII. Construida con piedra seca sobre roca y con una peculiar forma casi octogonal —a diferencia de las plazas redondas habituales—, sorprende tanto por su antigüedad como por su capacidad para integrarse en el paisaje. Desde la sierra, los visitantes pueden contemplarla en todo su esplendor, lo que la convierte en un escenario único. Por algo dicen que es la que tiene el aforo más grande del mundo.
Un paraíso para los amantes de la naturaleza
En Villaluenga del Rosario hay muchas rutas por descubrir. Sus calles estrechas, flanqueadas por casas blancas que parecen fundirse con la sierra, invitan a pasear sin prisas. La localidad es tan pequeña que no necesitas coche para explorarla: desde el corazón del pueblo hasta sus rincones más escondidos, todo está a un paso. Los senderos cercanos, que serpentean por la sierra de Grazalema, ofrecen vistas impresionantes y la oportunidad de conectar con un entorno natural privilegiado, ideal para rutas de senderismo en otoño.
Villaluenga del Rosario no solo cautiva por su superficie, sino también por lo que guarda bajo tierra. La sierra de Grazalema es lugar de culto para los aficionados a la espeleología, con cuevas y simas que ofrecen aventuras para todos los niveles. La combinación de paisajes subterráneos y la riqueza geológica de la zona hace de este pueblo un punto de partida ideal para explorar este fascinante mundo.
El queso payoyo, su orgullo internacional
Hablar de Villaluenga del Rosario es hablar de su joya gastrónomica: el queso payoyo, un producto artesanal reconocido internacionalmente. Este manjar, elaborado con leche de cabra payoya y oveja merina, es un orgullo local y un motivo más para visitar el pueblo. Degustarlo en una taberna local, acompañado de un vino de la región, es una experiencia que combina sabor y tradición. Su queso tiene tanta fama que incluso en el pueblo hay un monumento dedicado al queso payoyo.
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