Cádiz CF

Todo sigue igual en el Carranza

  • Ambos equipos guardaron un minuto de silencio por el ex cadista Pilongo y demás abonados fallecidos

  • La pancarta contra Vizcaíno volvió a aparecer en Fondo Sur

Volvió la competición oficial a Carranza por fin. Dos meses después de que los cadistas despidieran a sus futbolistas como se merecían tras el 1-0 ante el Tenerife en la ida de los play off, la Liga echó a rodar en el césped del coliseo gaditano. El lluvioso día que amaneció en Cádiz hizo dudar a los cadistas. Las gradas mostraron un aspecto poco habitual minutos antes del comienzo del partido, a diferencia de los alrededores que sí se veían abarrotadas de personas. Poco a poco, la gente iba entrando al estadio hasta completar esos 14.700 espectadores que presenciaron el debut liguero del Cádiz en su estadio.

La pancarta que ya se ha visto en alguna que otra ocasión referente a Vizcaíno volvía a aparecer bajo los Brigadas Amarillas, colectivo que ocupaba sus asientos, los mismos que desalojaron a mitad de la primera parte del partido del trofeo ante el Villarreal. El césped mostraba un aspecto bastante mejorado respecto a la cita veraniega del Carranza, aunque no se libró de los mimos más que necesarios que realizaron los operarios en el tiempo de descanso. La afición iba subiendo con el equipo. Tras un inicio flojo, fue a partir del ecuador de la primera mitad cuando comenzaron sin cesar los ánimos al equipo, que estaba pasando por malos momentos. Antes de todo ello, se guardó un respetuoso minuto de silencio por el ex cadista Pilongo y todos los abonados fallecidos en el pasado curso. Al finalizar ese momento, el cancerbero Cifuentes recibía un merecido aplauso tras su soberbia actuación en Córdoba, algo que viene siendo habitual en él. Un aplauso incluso mayor fue el que se llevó el portero rival, el ex bético Casto, por atender al delantero cadista Romera tras un choque con un defensa alfarero. El horario tardío del partido provóco que en el descanso aparecieran los bocatas para mitigar el hambre y cuando el equipo volvió del parón, la afición se terminó de enchufar y no paró de animar en toda la segunda parte, al compás del mejorado segundo acto de su equipo. El ya habitual cántico que pusiera de moda Islandia en la pasada Euro hacía acto de presencia en unas gradas amarillas con ganas de fútbol.

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