Cádiz CF

Una salida inevitable

  • Ni el club ni Álvaro García pueden dejar escapar la oportunidad de cerrar un traspaso

  • Es casi imposible que ningún equipo pague los 8 millones de la cláusula y es necesario negociar

Álvaro García celebra un gol en un encuentro del Cádiz como visitante.

Álvaro García celebra un gol en un encuentro del Cádiz como visitante. / antonio pizarro

Una de las claves del mercado veraniego tiene nombre y apellidos: Álvaro García Rivera. El tope salarial para la confección de la plantilla dependerá en buena medida del dinero que ingrese el Cádiz por el traspaso del extremo. Porque su marcha es un secreto a voces tras una temporada extra vestido de amarillo y azul. Se quedó un año más pero ahora resulta imposible retenerle porque su continuidad iría en perjuicio de la entidad -en el apartado económico- y del propio futbolista.

El utrerano renovó hasta 2022 en septiembre de 2017 con una mejora de sus emolumentos y una subida de la cláusula de rescisión, establecida en ocho millones de euros, además del compromiso verbal por parte club de facilitar su salida en 2018 en el caso de que hubiese alguna oferta interesante para las dos partes. Es una oportunidad de oro para las dos partes.

Hay un tren que si no ha pasado del todo está a punto de hacerlo para el jugador y quién sabe si también para el club. El Beijing Renhe chino puso sobre la mesa cinco y millones de euros más otros dos millones por objetivos para el Cádiz pero el presidente, Manuel Vizcaíno, rechazó la propuesta y se remitió a los ocho millones de la cláusula de salida. Pura estrategia porque, salvo milagro, nadie va a pagar esa cantidad. El Cádiz estará obligado a negociar con el equipo que quiera llevarse a Álvaro para buscar una solución.

Ese mínimo de cinco millones -más lo que lograse por objetivos- ya sería el traspaso más caro de la historia del club, que está en su derecho de intentar ganar lo máximo posible en la operación y ahora espera la llegada de una oferta de una cuantía superior, aunque ello conlleve el riesgo de tener que vender a un precio inferior. Salen a la luz posibles candidatos como el Sevilla, el Valencia… pero si hay algo consistente de alguno de ellos a priori no superará las cifras procedentes de la Liga china. El presidente del Getafe, Ángel Getafe, no ocultaba hace unos días que Álvaro García siempre le ha gustado, pero de ahí a pagar una millonada hay un mundo. Si el cuadro madrileño entrase en la puja podría hacerlo con una cantidad más baja e incluir jugadores para abaratar el fichaje.

La cuestión es si el club puede sacar algo más por un jugador que ve pasar de largo una oferta mareante de cerca de tres millones de euros por temporada que resolvería su futuro. El fútbol chino mueve mucho dinero. Quizás no le llegue otra como esa, aunque se supone que no le faltan novias.

La oportunidad que se presenta es tan buena para el Cádiz como para el futbolista. Los dos pueden crecer. Es este verano o quizás nunca. Álvaro García llegó gratis al equipo amarillo gracias al habilidoso movimiento que hizo Quique Pina cuando dejó la presidencia del Granada. El extremo pertenecía al conjunto nazarí pero el murciano, cuando llegó al Cádiz, se lo trajo a coste cero. El veloz jugador ya había defendido el escudo cadista como cedido la campaña del ascenso a Segunda División A, en la que fue de menos a más hasta ejercer un papel determinante en las eliminatorias -marcó dos goles: un en Ferrol y otro en Santander-.

Pero fue en LaLiga 1|2|3, ya propiedad del Cádiz, cuando acaparó la atención con su juego eléctrico, en clara línea ascendente, como sus galopadas por la banda izquierda.

Álvaro García siempre estará agradecido al Cádiz porque fue donde vivió su explosión como futbolista con su rapidez, su capacidad para dar asistencias y marcar goles, su espíritu de sacrificio en beneficio del colectivo, su humildad… Y el Cádiz siempre estará agradecido a Álvaro García por ser uno de los jugadores que contribuyó a sacar al equipo de Segunda B y por las cifras millonarias que puede dejar en las arcas gracias a su traspaso. Toda una inyección económica que serviría para tapar agujeros y diseñar una plantilla todavía más competitiva.

Álvaro García lo ha dado todo por el Cádiz y tiene ante sí una oportunidad única de crecer en lo profesional y en lo económico. En alguna ocasión ha comentado que aspira a jugar en Primera y he legado ese momento. Guarda un prudente silencio a la espera de que se resuelva su futuro después de tres temporadas de amarillo y azul y 125 partidos en su mochila, más de 9.000 minutos en defensa de un escudo y 25 goles. Se irá por la puerta grande, como corresponde a un jugador

El 11 del Cádiz mira a Primera División ya sea en España o en el extranjero. No deja de ser una contradicción que un futbolista preparado para jugar en una categoría superior milite en un equipo cuyo objetivo no vaya más allá de la salvación en Segunda A. El Cádiz, sin dejar de defender sus intereses, está obligado a facilitar la salida del futbolista, que en octubre cumplirá 26 años y soplará las velas en otro lugar sin olvidar todo lo que hizo y lo que dejó en el equipo amarillo.

Lo ideal sería que el día 9, en el arranque de la pretemporada, el traspaso estuviese resuelto, una tarea harto complicada cuando queda menos de una semana. Por mucho que Álvaro diga que está centrado en el Cádiz, es imposible que no piense en su futuro. Es humano. La afición tendrá que asumir con normalidad su marcha y quedarse con el recuerdo de todo lo que dio en el terreno de juego.

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