Sergio González Martínez vivió el domingo uno de los grandes sueños de los muchos que le acompañaron en la modesta mochila de niño con la que dejó atrás Cartagena para unirse al proyecto del fútbol base del Cádiz CF. Hace siete años su vida dio un giro importante esperando un lugar en el tiempo como el que le brindó el Cádiz-Osasuna: Jugar en Primera División.
Desde la llegada de Álvaro Cervera al banquillo del Cádiz, el pivote que también puede hacer las veces de defensa central ha sido uno de los 'obreros' preferidos por el entrenador; su canterano predilecto. Cierto es que el cartagenero representa la disciplina y fidelidad que exige el preparador en la misma dimensión que la capacidad y la actitud.
En 2013 este jugador abandonaba el hogar familiar para ingresar en un club que nada tenía que ver geográficamente con su Cartagena natal. Por recomendación de Juan José Pina y de Juan Carlos Cordero, un joven futbolista pasaba a jugar en la cantera cadista como otros tantos que llegan con el mismo objetivo: el primer equipo.
Sergio González ha ido avanzando en silencio, equipo por equipo, campaña por campaña y categoría por categoría. Hace siete años le tocaba jugar en la tercera división juvenil (Preferente), por el descenso del Balón juvenil. A partir de ahí fue tocando todos los palos porque en la temporada 2014-15 jugó en tres equipos diferentes del fútbol base cadista: Balón juvenil, Cádiz juvenil y Cádiz B, en lo que fue su debut en Tercera con 18 años. Una campaña después hizo lo propio con el primer equipo en Segunda B.
Al igual que le sucedió con el Balón juvenil en Preferente, tuvo que vivir la etapa posterior del descenso del Cádiz B, jugando en División de Honor Andaluza. Pero aquello le ayudó a crecer y a lograr el ascenso de la mano de Mere. Era la vuelta a Tercera.
Dos títulos consecutivos de campeón en el grupo X, con un papel que le acercaba a la madurez futbolística, y llegó el momento de jugar con más frecuencia en el primer equipo tanto en Liga como en Copa del Rey.
El ascenso del filial a la categoría de bronce le abrió definitivamente las puertas del plantel profesional, donde es fijo desde la pasada campaña. Cervera le fue dando más confianza y minutos a un niño que era ya un hombre.
El domingo, ante el Osasuna (0-2), Sergio González abrazó el sueño de tantas noches al estrenarse en Primera División. Al cartagenero le tocó sufrir y ser uno de los protagonistas del fallo que dio paso al primer gol. Es el precio que deben pagar él y sus compañeros como equipo novato en la élite.
Si Sergio, con 23 años, guarda su debut como un tesoro, Cifuentes, ya camino de las 42 primaveras, vio como en primera instancia pasaba de largo después de más de dos décadas esperándolo.
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