Cádiz CF

¿Qué le pasa a Álvaro Cervera?

  • Resulta llamativa la imagen del técnico, observador y poco activo en la zona de banquillos con dos goles en contra en los primeros 15 minutos

Cervera, sentado en el banquillo, se lleva las manos a la cabeza en el Cádiz-Athletic.

Cervera, sentado en el banquillo, se lleva las manos a la cabeza en el Cádiz-Athletic. / EFE

En el transcurso del Cádiz CF-Athletic era inevitable que Gol TV 'clavara' sus cámaras en Álvaro Cervera. Dos goles en contra en 15 minutos suponían una carga letal para un entrenador que, habitualmente, se enciende solo. Pero el Cervera del lunes era otro, muy pensativo y observador, y lejos de los gestos y las indicaciones de otros momentos. ¿Qué le sucede al entrenador del Cádiz CF?

Cervera es una persona de sangre caliente que no es capaz de asistir impasible a un drama deportivo como el del lunes, al menos el Cervera que hemos conocido hasta el momento. Pero esa imagen del preparador con las manos en los bolsillos y de pie en el límite de la zona técnica, hace pensar. Es posible que con la mirada estudiara todo y radiografiara a su equipo para confirmar sus peores sospechas. Es posible que sus ojos transmitieran más que las palabras aunque esa mirada no intimidara a sus pupilos. Es posible que un profundo hastío le invade cuando el comportamiento de su equipo no es el que se ha preparado durante tanto tiempo. Todo es posible.

Cada maestrillo tiene su librillo y no es cuestión de que Cervera deba estar gritando como un poseso desde su banquillo enviando 'recuerdos' a los futbolistas y a sus familiares. Sin embargo, hay momentos en los que a lo mejor un jugador, aunque sea un profesional con años de experiencia, necesita una bronca adecuada y en su justa medida; un tirón de orejas; un aviso a navegantes sacando a calentar a los diez minutos a medio banquillo; un algo... A esta altura no se puede discutir la forma de actuar del entrenador cadista porque sería realmente injusto. Pero, ¿qué queda de ese Cervera que ha cerrado el puño para hacer el amago de golpear algún objeto cuando no le ha gustado lo que ve en el césped? ¿Dónde está ese entrenador que, por la lesión de Barral en Granada, llegó a zarandear a su ayudante, Perera, debido a un cabreo incontrolable? ¿Por qué no saca su personalidad exhibiendo el mando en plaza que atesora?

Cabe la posibilidad que la persecución del colectivo arbitral hacia su persona, con una sanción pendiente del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), le haya tapado la boca para pasar tan desapercibido desde el banquillo que no se quiere señalar más gritando a los suyos. En otros momentos al técnico le ha sobrado el gorro, el abrigo y todo aunque la temperatura sea gélida, ya que su sangre siempre ha sido caliente. Con un 0-2 en 15 minutos por una fragilidad defensiva más propia de un equipo infantil, en otros tiempos los demonios le llevaban por la banda 'escupiendo' lo peor de su ira por ser testigo de la cara de su equipo que menos le gusta. Ahora parece abrigarse en su silencio, que no se sabe si es voluntario o forzoso.

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