Cádiz CF

El Cádiz CF estrena de milagro el casillero de victorias (0-1)

  • Ledesma se convierte en el héroe del primer triunfo de un equipo que merece perder en Valladolid y gana con un gol de Negredo en el tiempo añadido

Lucas Pérez pugna con Joaquín por el balón.

Lucas Pérez pugna con Joaquín por el balón. / R. García/Efe

El Cádiz CF abrió por fin la cuenta de victorias. Lo hizo de forma milagrosa. Mereció perder pero ganó (0-1) en Valladolid con un gol de Negredo en el tiempo de prolongación en el único tiro a puerta de los amarillos.

No importaba el cómo sino el qué. Se trataba de vencer, sumar por fin al sexto intento y liberarse. Otro asunto es lo mal que lo hizo el conjunto amarillo. No se gana cuando se quiere sino cuando se puede. Tras una digna primera parte, el equipo se hundió en la segunda y la derrota llegó a parecer inevitable de no ser por la heroica actuación de Ledesma, el auténtico protagonista del partido.

Si el Cádiz CF no perdió fue gracias a las portentosas intervenciones del portero. Fue él quien sostuvo al equipo cuando peor lo pasaba. Cuando el empate parecía hasta bueno, llegó una jugada postrera y el gol de Negredo, que abrió la cuenta anotadora de los amarillos esta temporada. El equipo dejó la portería a cero por vez primera.

No hubo la más mínima tregua en un duelo de alta intensidad desde el pitido inicial. Los locales apretaron arriba con una presión asfixiante replicada por los visitantes.

No tardó el balón en entrar en las áreas. El primer acercamiento peligroso lo protagonizó Rubén Sobrino, atascado con el cuero dentro del área como indecisa la zaga cadista para despejar poco después.

Ledesma intervino para enviar a saque de esquina en momentos de apuros en un partido de continuas idas y venidas, con poco control de unos y otros y la sensación de que podía marcar cualquiera.

En el 14 funcionó por la izquierda la conexión uruguaya entre Brian Ocampo y Espino que dio lugar a un preciso centro del lateral al corazón del área abortado por un defensa. En el 20, un libre directo lejano de Lucas Pérez se marchó a córner tras rebotar el esférico en la barrera.

Los amarillos llegaban y centraban pero faltaba culminar las jugadas. Nunca como hasta la sexta jornada habían entrado en el área tantas veces. Pero a la vez se las tenían que arreglar para contener las intentonas sobre todo del habilidoso Gonzalo Plata.

El tiempo corrió sin verdaderas oportunidades. La tuvo Weissman en el 37 con un remate desviado en boca de gol. Los de casa asediaron el área cadista en la recta final de la primera parte en medio de las dudas que salieron a flote en el bando visitante, sin mando en el centro del campo.

La defensa se tuvo que emplear a fondo para dejar en nada los permanentes centros. Y la contra dejó de funcionar. El balón ya no llegó a los hombres de arriba en una cadena de imprecisiones que permitió a los blanquivioletas apretar de lo lindo hasta ver de cerca el gol.

En el 44, un libre directo lanzado por Kike Pérez desde la frontal del área se estrelló en la barrera. Y en la prolongación, en la última jugada antes del descanso, Weissman cabeceó el cuero a las manos de Ledesma a la salida de un saque de esquina. El delantero remató solo dentro del área tras perder Espino su marca.

El Cádiz CF llegó vivo al intermedio tras unos minutos de apuros, con el marcador inalterado. Los amarillos recorrieron el primer periodo con altibajos, con llegadas pero sin pegada, con dificultades en la media y sensación de inseguridad en la zaga. No llegó a tirar a puerta a la espera de los 45 minutos definitivos.

Sergio González quiso apuntalar la medular y dejó en la caseta a Brian Ocampo para dar entrada a Rubén Alcaraz. Sobrino pasó a la izquierda y Álex Fernández se movió entre el trivote y los tres cuartos.

Lejos de ser más fuerte, el Cádiz CF desapareció del mapa, como se hubiese quedado en el vestuario. Un absoluto descontrol, sin espíritu competitivo. El equipo se hundió de manera inexplicable y quedó a merced de un Valladolid lanzado que acumuló un sinfín de remates. Los amarillos casi ni pisaron el área contraria.

Un desastre. El gol no llegó en el arranque de la segunda mitad gracias a un heroico Ledesma que sostuvo al equipo con intervenciones milagrosas, una tras otra. Media de docena de paradas que salvaron a un Cádiz CF hundido que obligó al entrenador mover el banquillo.

Una de las novedades fue la presencia de Bongonda, primero en tres cuartos y después en la izquierda. Poco aportó el atacante, como el resto de sus compañeros, desbordados ante la oleada ofensiva de un Valladolid que fue a por el partido.

La segunda parte fue un suplicio, digna de. Los gaditanos no jugaron a nada, sometidos por el rival, con poco contacto con el esférico y abocados a defenderse con máximo sufrimiento a la espera de un milagro a la contra.

Los amarillos aparecieron por fin arriba en los últimos minutos, pero como siempre faltó la culminación. Sobrino irrumpió solo por la derecha en el 85 y su centro no lo remató nadie. Imposible ver un tiro a puerta.

Y cuando el empate parecía casi un milagro, llegó el primer disparo a puerta y el primer gol. Lo firmó Negredo en el minuto 91. Centró Zaldua dese al derecha, Asenjo erró en la salida y Negredo y el ariete remató a puerta vacía para poner el 0-1. De milagro, pero el Cádiz sumó su primer triunfo.

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