Cádiz CF

El Cádiz CF, nada de nada en Mallorca (1-0)

  • El conjunto amarillo se acerca al descenso tras una pésima actuación

Sobrino y Maffeo pelean por el balón.

Sobrino y Maffeo pelean por el balón. / Cati Cladera/Efe

El Cádiz CF cayó en la trampa del Mallorca. Regaló un gol tempranero y después quedó atrapado en la telaraña rojilla. No fue capaz de responder en un partido feo e intenso que no mereció perder ni ganar, pero el premio es para que el que acierta y el conjunto amarillo falló cuando no debía hacerlo.

La derrota, que llegó a balón parado, fue la consecuencia de la ineficiencia de un equipo que cometió errores cuando ya no están permitidos a estas alturas de la temporada. No dio la talla cuando debía y se llevó un varapalo que deja en manos de sus rivales directos la posibilidad de que caiga a la zona de descenso este mismo fin de semana.

El Cádiz CF no supo que hacer más allá de colgar el balón al área una y otra vez. No tuvo capacidad de reacción, fue un equipo inocentón, invitado a la fiesta de la salvación de su rival mientras se acerca peligrosamente al abismo.

Hasta ocho variaciones en el once inicial realizó Sergio González en relación al choque frente al Atlético de Madrid. El técnico volvió al clásico 4-4-2 con el botón de presión alta activado y con tres ocasiones en los primeros cinco minutos, todas desbaratadas por Rajokvic tras dos intentonas de Sergio Guardiola y una de Iván Alejo, titular en banda derecha en detrimento de Theo Bongonda.

No le hizo falta elaborar demasiado al cuadro amarillo para acercarse con cierto peligro en un arranque prometedor que no tardó en irse al garete. Muriqi replicó con un cabezazo fuera en el 11 a modo de aviso. Fue como el despertar de los locales, que en el 15 cobraron ventaja en el marcador después de un doble error de bulto de los visitantes.

Una absurda pérdida de balón en la media propició un contragolpe que salvó Ledesma en el mano a mano con Muriqi, que partió posible en fuera de juego. La jugada quizás debió haber quedado anulada, pero en el posterior saque de esquina, la zaga cadista pecó de una exasperante pasividad hasta el punto de permitir dos testarazos del oponente. El primero, de Baba, lo repelieron entre Ledesma y el larguero. El segundo, de Maffeo tras el rechace en la madera, fue definitivo para poner el 1-0 con Espino y Sobrino de estatuas.

El buen comienzo del Cádiz CF duró poco, muy poco, y además regaló el gol a un rival que supo aprovechar una acción a balón parado más allá del posible exceso de vista de juez de línea.

El tanto en contra descentró a un equipo que intentó reaccionar pero se estrelló contra el eficaz muro bermellón. en el 33, un disparo de Chris Ramos dentro de área lo tapó Valjent y casi respiro el balón rebotó en Copete tras un zapatazo de de Escalante que iba bien dirigido a puerta.

Los de casa no tuvieron reparos en meterse atrás. Se sintieron cómodos en la destrucción y los amarillos llevaron la iniciativa con más corazón que cabeza sin hallar espacios, sin recursos más allá de centros estériles. El ataque posicional no es lo que mejor se les da como quedó de manifiesto una vez más.

El balón circuló con dificultad en una parcela mallorquinista superpoblada de futbolistas de ambos bandos. En la recta final de la primera parte, Chris Ramos no atinó con dos testarazos muy desviados, el segundo con Sobrino mucho mejor posicionado entrando desde atrás.

Mucho balón colgado al área pero sin llegar a amenazar de verdad a los de Javier Aguirre, en su salsa con una defensa a ultranza de la mínima renta a su favor al descanso.

El Cádiz CF estaba obligado a mejorar en la reanudación si quería evitar la derrota. Iza Carcelén se quedó a escasos centímetros del empate en el 52 con un libre directo desde la frontal que se perdió junto a un poste.

Una jugada a balón parado parecía ser la única solución dado el atasco en la construcción. O algún balón colgado al área como el que Chris Ramos cabeceó fuera en el 56. Todo a base de chispazos aislados, sin continuidad, sin un cerebro. El gaditano, que no paró de pelear aunque sin puntería, fue el único que inquietó y en el 61 estuvo a punto de aprovechar una indecisión de Copete y Rajkovic.

Pasaba el tiempo, el equipo no reaccionaba y Sergio González tardaba en mover el banquillo. Lo hizo en el 66 por partida triple con la entrada en escena de Rubén Alcaraz, Bongonda y Álvaro Negredo. Una cabezazo del madrileño, en fuera de juego, nada salir más acabó con el balón en el larguero después de la parada del cancerbero.

Tocó a rebato el equipo visitante en la recta definitiva. El dominio fue absoluto, pero esto va de acierto y no de posesión. Bongonda desbordó con facilidad por el costado derecho, aunque a la hora de la verdad se estrelló contra una nube de bermellones, infranqueables. En el 81, con Rajkovic ya superado, Dani Rodríguez impidió el empate al despejar el cuero en línea de gol tras un disparo de Rubén Alcaraz.

Choco Lozano fue la penúltima carta desde el banquillo. Una medida a la desesperada poco antes de que Muriqi perdonase el 2-0 con un testarazo que se fue pegado a un poste. De nada sirvió la oleada final de los amarillos. En el 96, un gol anulado a Kang-in Lee por fuera de juego no alteró el signo final.

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