Cádiz CF

La constante lucha contra la preocupante sequía goleadora

  • Más allá de jugar mejor o peor, la recuperación de la puntería es un requisito indispensable para regresar a la senda de la victoria en la recta definitiva hasta la meta

Carrillo cae en la pugna con Álex Bergantiños en una acción del partido contra el Sporting de Gijón.

Carrillo cae en la pugna con Álex Bergantiños en una acción del partido contra el Sporting de Gijón. / fito carreto

¿será capaz el Cádiz de aguantar entre los seis primeros clasificados hasta el crepúsculo de la Liga? La incógnita, gigantesca como el Everest, tardará un poco más en quedar despejada. El desenlace no puede ser más incierto. Mientras rivales directos que hasta hace bien poco estaban pegados en la tabla a los gaditanos han dado el estirón casi definitivo -se han escapado el Rayo Vallecano, el Sporting de Gijón y el Huesca-, los amarillos ralentizan su marcha a la espera de los resultados que le den el impulso necesario. Hay motivos para vaticinar que podrán agarrarse al asidero de la fase de ascenso, pero también los hay para pensar que lo tienen bastante complicado. Puede pasar de todo.

El equipo navega entre dos aguas que traslada la nave de un lado a otro: revueltas, empujado por una preocupante racha negativa de cinco encuentros consecutivos sin ganar; y algo más tranquilas porque se mantiene en las alturas -en el cuarto puesto- pese a haber sumado sólo cuatro puntos de los últimos 15. Casi un milagro. Los demás adversarios, los perseguidores, también se dejan puntos en un torneo dominado por una incesante igualdad que hace trizas cualquier pronóstico. Sólo hay que recordar el agónico empate de la Cultural Leonesa en el estadio del Granada el pasado domingo.

El milagro es dejar de ganar pero continuar entre los seis primeros de la clasificación

En las aguas bravas se adentra el Cádiz en una corriente desfavorable que le arrastra al mar de dudas que lo inunda todo cuando las victorias se diluyen en las profundidades hasta desaparecer del mapa.

En el fútbol profesional de lo que se trata es de vencer, da igual el camino siempre que sea por cauces deportivos, y el Cádiz, más allá de jugar mejor o peor, se ha olvidado del acto más relevante.

Hay que remontarse casi un mes y medio en el tiempo para hallar el triunfo más reciente, el cosechado (0-1) en el campo de la Cultural Leonesa. Era la 31ª jornada y el conjunto de Álvaro Cervera ocupaba la tercera posición al acecho del Rayo y el Huesca, que entonces mandaban en el campeonato con sólo tres puntos más. Después llegó el frenazo en seco que se convierte en el mayor obstáculo que impide el avance de los amarillos: la acuciante falta de gol. Sin gol no hay victoria, sin victoria no hay puntos y sin puntos los sueños se rompen de manera abrupta.

El cuadro gaditano se ha quedado sin perforar la portería contraria en ocho encuentros de la segunda vuelta, más de la mitad -ante el Alcorcón, Nástic de Tarragona, Numancia, Lorca, Osasuna, Almería, Reus y Sporting-. No ha visto puerta en las últimas tres citas, aunque todavía está a dos de la peor dinámica, cuando enlazó cinco duelos sin marcar en la primera vuelta entre el quinto y el noveno capítulo.

El movimiento de las aguas se vuelve pausado después del buen rendimiento ofrecido por el equipo frente a la escuadra asturiana, firme candidata al ascenso directo. Los de Cervera no sólo hicieron añicos las múltiples cualidades ofensivas de su poderoso rival, sino que además merecieron el triunfo en una brillante segunda parte -primó lo colectivo sobre lo individual- que mostró el camino a seguir para lo que resta de curso con el gol como tarea pendiente. Es como si el Cádiz sacara buenas notas en todas las asignaturas pero suspendiese en una de las consideradas importantes: matemáticas, lengua... Ya no hace falta el sobresaliente, basta con un suficiente. Con un poco de acierto la vía estará despejada.

La casilla goleadora de los equipos que libran la batalla por el ascenso refleja la cruda realidad. El Cádiz acredita una escasa cifra de goles, sólo 35, el que menos de los que residen en las alturas: 25 menos que el Rayo -60-, 20 por debajo del Real Valladolid -55-, a 18 del Sporting y el Tenerife -53-, a una distancia de 16 del Huesca -51-, a 15 del Granada -50-, diez menos que el Zaragoza -45-, nueve por detrás del Numancia -44-...

En total, 16 jornadas sin marcar para un Cádiz que solapa esa carencia con una virtud que le da siete vidas en su pelea por el ascenso: es de lejos equipo menos goleado de toda la categoría de plata, con sólo 21 tantos en contra. Frente al Sporting elevó a 19 los partidos sin recibir un gol. Un mérito indiscutible. Con esa consistencia más que demostrada debe apurar sus posibilidades de éxito, pero además con la obligación de marcar. ¿Quién? Es la pregunta del millón. El cero a cero en la media docena de compromisos que resta para llegar a la meta no llegaría para acceder al play-off. Las sensaciones en el juego son buenas, al menos las del último fin de semana. Ahora hay que traducir en gol la intensidad, la presión al contrario, las acciones a balón parado, las ganas de comerse el mundo... Y huir de la precipitación, que apareció a la hora del remate cuando el balón penetró en el área del Sporting.

Las victorias se resisten pero la esperanza renace tras el buen papel ante el cuadro norteño. Las opciones de lograr la hazaña continúan intactas pese a una segunda vuelta que de momento está siendo discreta. El Cádiz es el inquilino de la 14ª posición de una imaginaria clasificación tras los 15 episodios dirimidos después del ecuador del torneo. Es indicativa de lo difícil que está siendo para Cervera y sus jugadores la parte final de la Liga. Sólo han ganado cuatro choques en la segunda vuelta, el mismo número de derrotas, y los empates se disparan con siete. Las igualadas no son malas en determinadas situaciones, pero cuando son tantas la consecuencia es que vuelan demasiados puntos.

Ganar es la cuestión. Hace semanas que llegó la hora, no da el paso pero el Cádiz todavía está a tiempo. Dispone de dos puntos de margen sobre el séptimo que son un tesoro que ahora debe cuidar más que nunca. Con valentía, goles y victorias.

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