Cádiz CF

El Cádiz CF, sí pero no y viceversa

Chris Ramos y Cubarsí caen mientras pugnan por el balón.

Chris Ramos y Cubarsí caen mientras pugnan por el balón. / Jesús Marín

El Cádiz CF se empeña en moverse en el terreno de la ambivalencia mientras la competición no detiene su marcha y el fuego del descenso cada vez arde con mayor intensidad. Una jornada menos y la situación no cambia.

El conjunto amarillo ofreció una buena imagen frente al Barcelona. Con el respaldo de su afición en el estadio Nuevo Mirandilla, lo hizo todo para tratar de evitar una derrota que sin embargo acabó cayendo por su propio peso. El grande, plagado de suplentes, se dejó llevar por la inercia ganadora que le acompaña en los últimos tiempos y con muy poco se deshizo de un pequeño al que no le bastó con plantar cara.

La historia se repitió una vez más. Buen partido hasta que se produce un error que tira todo por la borda. Son esos fallos que se suceden a lo largo de la temporada los que están estrechando el margen de permanecer en Primera División.

Las opciones de éxito ante un adversario superior pasaban en buena medida por no estar por debajo en el marcador. Cuando llegó el gol de Joao Félix, con el 0-1, la cosa se puso cerca de lo imposible por más que lo intentó el equipo de Mauricio Pellegrino. Salieron a relucir las limitaciones en ataque que suponen una condena, la de ser el menos anotador del campeonato con sólo 21 tantos en 32 capítulos.

El Cádiz CF estaba cuajando una meritoria actuación plena de valentía. Presionaba en campo contrario con un enorme despliegue físico, llegaba e vez en cuando al área y hasta disponía de alguna ocasión. Hasta ahí, todo bien.

Parecía tener bajo control el cuadro gaditano a un Barcelona que en su fuero interno debía pensar que en cualquier momento podía asestar un golpe certero con un simple chispazo. Eso fue lo que pasó en una acción aislada en un saque de esquina. La habilidad de Joao Félix se mezcló con la indolencia defensiva y de repente, 0-1. Tanto esfuerzo en la primera para llegar al intermedio con una desventaja que a la postre sería definitiva.

La diferencia no estuvo en el juego sino en la pegada. La posesión de balón fue más o menos la esperada: un 37,9% para los anfitriones y un 62,1% para los foráneos. Otros datos sin fueron más favorables a un Cádiz CF que no supo sacar rédito. El conjunto de casa sacó ocho veces de esquina por cuatro los visitantes, que aprovecharon una de esas ocasiones para ganar el partido. El equipo amarillo protagonizó más remates: 14 frente a los 12 de rival. La efectividad en el remate fue definitiva: un cero por ciento frente a un 10%.

El balance al final no fue positivo porque el Cádiz CF perdió el encuentro y desperdició la oportunidad de acercarse aunque fuese un poco a la salvación. Con un empate hubiese dado un pequeño paso en la dirección correcta.

Otros equipos de la zona baja sí puntuaron este curso ante el Barcelona en condiciones quizás más complicadas frente a un adversario sin tantos suplentes. El Granada empató en los dos partidos, mientras que el Mallorca y el Rayo Vallecano firmaron un equis en casa contra los de Xavi Hernández. No es imposible sumar ante los culés, la cuestión es hacerlo y el conjunto amarillo no encontró la manera.

Al Cádiz CF le queda el consuelo de haber tuteado al segundo clasificado, pero la realidad es tozuda y sigue clavado en la zona de descenso. Perder ante un grande es normal pero el descenso está un poco más cerca pese a las buenas sensaciones. En el fútbol mandan los resultados y no la imagen en el juego. Y el equipo amarillo ofrece una cara amable mientras se hunde un poco más. Es lo que tiene después de no haber hecho los deberes durante buena parte de la temporada. Eso sí, se mantiene con vida. Al borde del abismo, pero vivo. Y si está vivo, no le queda otra que seguir peleando por la salvación.

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