Cádiz CF

Una base sólida para el futuro

  • El entrenador y hasta 22 futbolistas tienen contrato en vigor con vistas a la temporada venidera, entre ellos los que ejercen un papel relevante en el equipo

Álvaro García se escapa por velocidad de dos rivales durante el encuentro contra el Granada.

Álvaro García se escapa por velocidad de dos rivales durante el encuentro contra el Granada. / álex cámara

El director deportivo del Cádiz, Juan Carlos Cordero, trabaja desde hace tiempo en la planificación de la plantilla pero será a partir de ahora cuando pueda centrarse al cien por cien en la próxima temporada una vez que la competición oficial ya ha terminado para el conjunto amarillo. Es momento para la reflexión sin parar de trabajar.

El Cádiz parte con una amplia base de cara a la campaña venidera. El entrenador, Álvaro Cervera, renovado hasta 2020, iniciará la que será su cuarta campaña como inquilino del banquillo. Hasta 22 jugadores tienen contrato en vigor y en principio siete acaban su vínculo laboral con el club. Los que tienen que incorporarse el próximo mes de julio a la pretemporada son Alberto Cifuentes, Javier Carpio, Rober Correa, Servando, Kecojevic, Marcos Mauro, Brian Oliván, Lucas Bijker, Garrido, Álex Fernández, Fausto Tienza, José Mari, Salvi, Nico Hidalgo, Moha Traoré, Álvaro García, Aitor, Alberto Perea, Dani Romera y Carrillo, además de Tomás, que regresa de su cesión en el Toledo, y el delantero Eneko Jauregi, fichado en el mercado de invierno para ser cedido al Córdoba hasta final del curso que ahora termina.

La dirección deportiva tendrá que decidir los movimientos que hace durante el verano porque de esos 22 algunos no formarán parte de la plantilla porque no cuente con ellos o porque alguno pueda ser traspasado. Uno de los interrogantes es si algún club de Primera de España o el extranjero llegará con una cartera llena de millones de euros para llevarse a Álvaro García, el jugador más seguido por los ojeadores a lo largo de la temporada y candidato a ser una de las perlas del mercado. El utrerano tiene contrato hasta 2022 y la entidad cadista se ceñirá a su cláusula de salida, fijada en torno a los ocho millones, aunque podría llegar a un acuerdo por una cantidad más baja. En cualquier caso, el Cádiz perdería un puntal si se marchase el extremo, aunque con las arcas llenas podría disponer de un mayor tope salarial para diseñar un plantel más potente. Una de las prioridades es encontrar un goleador, una tarea nada fácil porque se pagana precio de oro.

Los rectores deportivos y el entrenador estudiarán los casos de los futbolistas que han tenido menos minutos -Fausto Tienza, Nico Hidalgo, Aitor, Moha Traoré...- y deberán decidir además sobre Tomás y Eneko Jauregi.

Los que acaban con contrato son los cedidos Rubén Yáñez -regresa al Getafe, su club de origen- Mikel Villanueva -vuelve al Málaga-, Eugeni Valderrama (Valencia) y Jona, que llegó en enero en calidad de prestado por el Córdoba aunque con una opción de compra por parte del conjunto amarillo que a priori no tiene contemplado ejercer después de que no haya marcado un gol. Termina contrato también Khalifa Sankaré -no ha jugado en toda la temporada después de ser operado de una rodilla el pasado verano-, además de Rafidine Abdullah, cuya renovación es toda una incógnita aunque no parece probable que continúe si a estas alturas aún no ha firmado su ampliación.

La situación de David Barral es compleja porque puede que se haya quedado a un solo partido de la renovación automática y habrá que ver la intención que tienen el club y el delantero.

Lo que sí tiene avanzado el Cádiz es la composición de la defensa. En teoría sólo debe incorporar un central para completar la zaga, aunque no sería extraño que aterrizase un lateral izquierdo con un perfil más defensivo si se tiene en cuenta que Cervera prescindió de los que están ahora en algunos partidos de Liga.

Con la marcha de Rubén Yáñez hace falta un portero que podría ser David Gil, del Cádiz B, un cancerbero con futuro aunque el club debe valorar si darle sitio en el primer equipo, dejarle en el filial en el caso de que ascienda a Segunda B o incluso cederlo para que se foguee en otro equipo.

El Cádiz parte con la ventaja de tener una sólida columna vertebral para la campaña venidera. Si el club da con la tecla en los refuerzos puede armar un grupo de garantías para afrontar la batalla por la permanencia antes de pensar en metas más ambiciosas. Como cada año.

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