La dupla ofensiva que conforman Ogbeche y Tristán es, posiblemente, la que está más en forma de Segunda A en esta recta final de Liga. Cinco de los siete goles que ha logrado el Cádiz en mayo han llevado su firma. El nigeriano, con tres dianas, y el sevillano, con dos, han llegado finos. Lo mejor no son sus goles, sino su compromiso con el equipo. Y eso se nota en el campo, donde sale a relucir una calidad no exenta de pelea en cada acción.

El domingo quedó de manifiesto que cuando Ogbeche y Tristán están finos, las posibilidades que tiene el Cádiz de ganar suben como la espuma. El africano destaca que el andaluz y él cada vez se entienden mejor. Es fruto del trabajo. "En los entrenamientos trabajamos para entendernos cada vez más". De ello, claro se beneficia el equipo.

Recuperado para la causa cadista tras un oscuro paréntesis de dos meses a mitad de campaña, Ogbeche está plenamente entregado a la batalla por la salvación. "Ya tocaba ganar fuera, son tres puntos muy importantes. Tenemos que continuar como hasta ahora para lograr el objetivo cuanto antes".

El gol es el bien más preciado para un delantero. Ogbeche marcó uno el domingo pero pudo hacer alguno más. Se le escapó un cabezazo que le mantenía en vilo. "Estaba disgustado porque veía la pelota dentro. El error fue celebrar el gol ante de rematar. Fallé en el remate por falta de concentración", apuntó en tono humilde y autocrítico.

Tristán terminó el partido antes de tiempo al ser sustituido por Toedtli, cuando todo el pescado estaba vendido. En caliente no le gustó que le cambiaran. A ningún jugador le gusta. Después del encuentro, se lo tomaba con calma. "A nadie le agrada que le cambien, pero Mariano también quiere jugar", comentaba el sevillano, que decía que había bromeado con Espárrago acerca de sus frecuentes cambios. Pero por encima de estas situaciones, resaltó que "lo importante es la victoria del equipo, que aunque no es definitiva para a salvación sí es muy importante para acercarnos a este objetivo".