Si en algo se notó ayer que es época de Carnaval fue por el notable descenso de afluencia de aficionados al estadio Ramón de Carranza, 7.251, según el Cádiz -incluido algo más de un centenar de seguidores del Marbella- cuando hay 11.000 abonados. Muchos prefirieron disfrutar de los actos que ya se celebraban en la calle en lugar de ir a ver su equipo, guiados quizás por las decepciones de las jornadas anteriores. Algunos de los asistentes al partido acudieron disfrazados.

El club había pedido el apoyo de la afición y la hinchada tuvo paciencia hasta el ecuador de la primera parte, cuando los silbidos empezaron sonar en la grada. La protesta del personal fue unánime al descanso por las malas prestaciones de un equipo al que sonrió la fortuna poco después de la reanudación.

El gol llevó tranquilidad a la grada y la parroquia cadista se divirtió de lo lindo desde entonces. Llegó incluso a pedir a Claudio Barragán que sacara a Juan, pero el famoso muñeco de la chirigota del Selu se había acostado por la mañana después de la final del Falla y no estaba para jugar. De hecho, el club no le ha dado de alta en el mercado de invierno. Le esperan muchas galas y no podrá centrarse en el equipo. Por pedir que no quede y la afición reclamó a Juan como lanzador del penalti que luego transformó Dani Güiza.

Los pitos del descanso se convirtieron en aplausos en un final que nadie esperaba en el intermedio. La afición del Cádiz se marchó contenta por la victoria de su equipo