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Ensayo general en casa

  • El campeón mide su temperatura en la última cita liguera en el santuario cadista frente a un rocoso adversario de la zona noble que se juega la vida y lleva diez partidos sin perder

A finales de agosto de 2014, cuando el Cádiz inauguraba el presente campeonato nacional de Liga en el estadio Ramón de Carranza con victoria (2-0) contra el Betis B, soñaba con llegar al último encuentro en su feudo con los deberes más que terminados. El equipo amarillo recibe hoy al Villanovense (a partir de las seis de la tarde) con el sueño hecho realidad y se permite el lujo de afrontar en último duelo casero -resta el de la última jornada ante el Arroyo a domicilio el próximo fin de semana siempre y cuando no haya huelga- con la tranquilidad de tener sellado el pasaporte para la fase de ascenso como campeón del grupo IV.

El conjunto gaditano encara la penúltima prueba antes del arranque del play-off y el último test en campo propio con ganas de brindar una victoria a su afición que además serviría de evidente utilidad anímica para llegar con sensaciones positivas al tramo decisivo de la temporada. El adversario se presta a un examen de calado porque el Villanovense, que llega como cuarto clasificado al penúltimo capítulo del torneo de la regularidad, se juega la oportunidad de su vida de meterse por vez primera en la puja por el ascenso a la categoría de plata, algo que no podía imaginar no por asomo al principio de la campaña, recién aterrizado procedente de Tercera.

No sería extraño, por tanto, que Claudio Barragán apostara por un once similar al que podría alinear en el cruce de play-off. Como suele ser habitual en los últimos tiempos, se producirán algunos cambios el equipo en relación al que salió hace menos de una semana ante el Córdoba B. El técnico dispone de toda la plantilla -incluido Mantecón una vez cumplido un partido de sanción- salvo la ya conocida baja por lesión de Óscar Rubio.

El partido reúne los condicionantes directos e indirectos para convertirse en el gran ensayo general antes del play-off. El escenario del Carranza, la consistencia del adversario, el deseo de quedar bien con la hinchada antes de la gran cita, las escasas dos semanas que quedan para el comienzo de la gran batalla... El epílogo contra el Arroyo pasará a un segundo plano porque, a sólo una semana de la fase de ascenso, lo lógico es que el entrenador no asuma riesgos con los jugadores en un terreno que quizás no reúna el estado más apropiado para la práctica del fútbol.

La victoria (0-2) en el Nuevo Arcángel fue la demostración palpable de que el Cádiz no está por la labor de levantar el pie del acelerador y, por ello, no está dispuesto a regalar nada a nadie. Todo lo contrario. De hecho, la hermana Balona espera que los amarillos consigan al menos un empate para pasar a depender de sí misma en la pelea directa por la cuarta plaza que el conjunto linense mantiene abierta con el cuadro pacense.

El alumno más brillante del grupo IV tiene motivación de sobra para salir a por los tres puntos, sobre todo por el afán de mejorar aspectos del juego. Se trata de dar los últimos coletazos, de corregir errores ahora que está a tiempo de hacerlo, antes de que sea demasiado tarde. Como aprovechar buena parte de las ocasiones que sea capaz de fabricar, lo que no hizo en Córdoba para enfado de un entrenador que siempre exige lo máximo a los suyos.

El Villanovense no será tan blando en defensa como el filial cordobesista. Su fortaleza está avalada por la decena de partidos consecutivos que arrastra sin perder -la última derrota (1-0) la sufrió el pasado 22 de febrero ante el Melilla-, de los cuales en los cuatro más recientes dejó la portería a cero. Mejor no le puede venir al Cádiz un rival en plena forma para medir su temperatura con el play-off a la vuelta de la esquina.

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