Cádiz CF - Real Sociedad | Ambiente

Color, calor y decepción final en las gradas

  • La afición empuja como siempre pero su apoyo no basta ante un rival superior y espoleado también por un millar de seguidores

Momento en el que saltan al rectángulo de juego los jugadores de Cádiz y Real Sociedad.

Momento en el que saltan al rectángulo de juego los jugadores de Cádiz y Real Sociedad. / Jesús Marín.

El Nuevo Mirandilla asistió este domingo al estreno de la temporada 2022/23 con un partido que sirvió para comprobar las ganas de fútbol que tiene la afición cuando aún queda un mes largo de verano. El cadismo arropó a los suyos como siempre o casi siempre, y además en esta ocasión el adversario de turno, la Real Sociedad, desplazó a un millar de seguidores que también se dejaron notar con deportividad.

Bueno, en realidad el ambiente de la jornada del debut liguero se percibió en la Tacita de Plata desde temprano. En terrazas y en bares, en el centro, en la playa, en el Paseo Marítimo, en las avenidas y, desde pocas horas antes del comienzo del encuentro, en las inmediaciones del para todos aún Ramón de Carranza. Tanto las camisetas con los colores amarillo y azul como las elásticas blanquiazules recordaban que, en horario taurino, impropio para jugar al fútbol en estas fechas, se levantaba el telón al campeonato de Primera División. Un día especial, sin duda.

Ya en el interior del estadio, desde una hora antes del duelo, aficionados de uno y otro conjunto ocupaban su asiento en una tarde calurosa pero no de bochorno insoportable. En la salida de los futbolistas para el calentamiento previo, por momentos daba la sensación de que el choque tenía lugar en Anoeta, por lo animosos y ruidosos que se mostraban los seguidores realistas. Como no podía ser de otro modo, la mayoría cadista se impuso para dar a los suyos la bienvenida que merecían. Algo más de tres cuartos de entrada, lo que no está nada mal atendiendo a las circunstancias, la hora y el periodo estival.

Tras sonar los compases del emotivo himno oficioso compuesto por el inolvidable Manolito Santander y después de guardarse un minuto de silencio en memoria de los abonados locales fallecidos en el último año, el choque empezó con tintes de superioridad visitante desde el minuto 1. La grada empujaba a los amarillos en un intento de compensar las limitaciones evidentes por la calidad del rival y también por las muchas bajas en las filas del bloque dirigido por Sergio González.

Así y todo, mediado el primer tiempo llegó el 0-1 para alegría del millar de seguidores de la Real Sociedad repartidos por el estadio, sobre todo en el espacio reservado para los aficionados visitantes en Preferencia Alta y muy dispersos por toda la Tribuna. La pausa de hidratación la aprovecharon los más críticos cadistas para pedir, como ya ocurrió en el Trofeo, la dimisión del presidente, Manuel Vizcaíno.

La segunda mitad, por desgracia, ofreció poco más sobre el verde. Con la Real tocando y tocando con tranquilidad, para buscar la sentencia en una contra, y el Cádiz presa de su incapacidad para generar peligro más allá de alguna acción aislada o a balón parado, la parroquia local hizo lo que tocaba, alentando, apoyando, gritando al árbitro en cualquier situación medio polémica. Liderado por Fondo Sur, como tantas veces, el cadismo terminó por silenciar a los seguidores realistas cuando el envite entraba en su recta final. El jugador número 12.

Sin apenas recursos ni argumentos futbolísticos, la grada se agarró a aplaudir un clima de tensión, relativa, que se trasladó al césped en forma de tarjetas. O viceversa. La segunda y definitiva pausa de hidratación no varió un ápice el panorama y el partido vivió el último cuarto de hora en un quiero y no puedo del Cádiz para decepción del cadismo. El empuje no bastó esta vez para rescatar un punto en el debut.

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