CÁDIZ-GRANADA

Empate y buenas sensaciones

  • El conjunto amarillo planta cara al líder y suma un punto para cerrar la primera vuelta con 33 en la séptima plaza

Kecojevic y German pugnan por un balón aéreo en el duelo entre Cadiz y Granada

Kecojevic y German pugnan por un balón aéreo en el duelo entre Cadiz y Granada / Jesús marín

El Cádiz cerró la primera vuelta con justo un empate en casa ante el Granada que le impide meterse en la zona de fase de ascenso aunque asegura la séptima plaza en la 21ª jornada. Los amarillos fueron de menos a más, recuperaron la solidez que habían extraviado en Pamplona y plantaron cara al primero de la clase, sobre todo en la segunda parte.

Fue un partido intenso aunque con no demasiadas oportunidades de gol entre dos de los equipos más consistentes de la categoría de plata. El Cádiz consiguió maniatar a su rival pero se topó con una férrea muralla cuando apretó en un busca de un gol que quedó pendiente para la siguiente cita. A falta de victoria, un punto es bueno que sirve para colocar a los gaditanos con 33 en el ecuador de la temporada.

Álvaro Cervera tocó lo mínimo una alineación que se repite en los últimos tiempos, con la única novedad de Edu Ramos en el puesto de pivote defensivo en lugar del sancionado Garrido. El malagueño tuvo que trabajar a destajo desde el principio en un partido que arrancó con un ritmo de vértigo, acorde con el duelo en las alturas.

El cuadro rojiblanco no tardó en demostrar su condición de líder. Valiente en ataque, exigió al máximo en defensa a los amarillos, que poco a poco se fueron animando para empezar a pisar el área contraria, aunque fuese con centros -en jugadas o a balón parado- que murieron en las manos el cancerbero.

El choque derivó en un equilibrio de fuerzas neutralizadoras de las intentonas ofensivas de unos y otros. Los de casa encontraron la llave de acceso por el carril izquierdo, con Jairo y Brian como protagonistas. El lateral firmó el primer disparo del partido -en el minuto 18- que salió desviado.

Los amarillos fueron a más cuando se sintieron seguros en la misión destructiva. Robaron el balón una y otra vez y desactivaron a los nazarís, más preocupados en cerrar espacios aunque sin renunciar a nada. Los anfitriones no aprovecharon su momento y los foráneos volvieron a la carga con verdadero peligro. De hecho, Vadillo cabeceó alto en el 28 en el primer aviso de los visitantes pero no el más serio, que llegó en el minuto 35 cuando Alberto Cifuentes ejerció de apagafuegos con un gran parada a disparo de Adrián Ramos.

El péndulo se fue hacia el otro lado y el Cádiz perdió el control de la situación en benefició a un Granada que amenazó con el 0-1 antes del descanso. De nuevo lo evitó a Cifuentes, seguro en el despeje de un derechazo del ariete colombiano.

Pero la penúltima palabra antes del último pitido de la primera parte la tuvo Dejan Lekic, que apareció en el partido solo dentro del área con un testarazo que dejó el esférico en las manos de Rui Silva. Y la última fue para Brian con un libre directo desde la frontal que se escapó alto.

El intermedio irrumpió con cerocerismo en el marcador, reflejo de la igualdad de una primera mitad preñada de alternativas, con un Cádiz peleón, pujante por momentos y sufridor ante el puntual acoso de un rival ordenado y con calidad.

Álex Fernández lideró al equipo ubicado en el centro, como tercer medio y de mediapunta, según la necesidad.

A Manu Vallejo le tocó una semana más partir desde la banda derecha, lo que le obligó a fajarse para tapar las subidas del lateral. En esa zona continuó el chiclanero en la reanudación, sin perder de vista el área. El canterano se quejó de una codazo en la cara a priori propinado por un rival dentro del área. El colegiado no quiso saber nada de la jugada y la tensión se acrecentó sobre el césped.

Álex Fernández vio cerca el gol con un cabezazo que escapó muy cerca del larguero en el 59, un minuto antes de la entrada de Salvi -por Lekic-, que propició el movimiento de Manu a la punta. Cervera buscó más velocidad en el tramo decisivo de un duelo que no pudo llegar más igualado a un desenlace incierto.

Diego Martínez, técnico granadinista, replicó con la apuesta por su goleador, Antonio Puertas. Las cartas estaban sobre la mesa con un Cádiz cada vez más inclinado hacia la portería contraria en una exploración constante de un gol que se resistía. El Granada se defendió con solvencia y un ejército de jugadores alrededor de su portería.

No dieron con la tecla los gaditanos para romper el cerrojazo de un líder que se guareció en su terreno sin ningún complejo.

La segunda parte se desarrollaba no sólo sin goles, sino con una carencia de ocasiones que presagiaban un final sin que el balón traspasara la línea de gol. Los dos contendientes, sobre todo el visitante, empezaron a mascullar la idea de que un empate no era malo del todo.

Nadie se atrevió a arriesgar más de lo debido en los minutos definitivos. Manu Vallejo, justo antes de dejar su sitio a Dani Romera -al filo del minuto 80-, lo intentó con un tiro desde una posición escorada que Rui Silva solventó sin sobresaltos.

El almeriense se hizo notar y cuando llevaba dos minutos sobre el césped reclamó penalti, que quizás hubo, al ser derribado por Germán dentro del área. El árbitro no apreció falta.

Achucharon los de Cervera en los últimos minutos pero el destino había establecido una equis.

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