El Cádiz es ya el equipo del grupo IV que menos derrotas tiene en su casillero. El varapalo del Betis B de Risto Vidakovic en su visita al Sporting Villanueva Promesas (3-0) ha dejado a la escuadra gaditana con los mejores números en este apartado, es decir, como la que más difícil resulta de batir.

En doce jornadas de Liga, el cuadro gaditano ha firmado siete victorias -frente al filial verdiblanco, Balona, Cacereño, Écija Balompié, Roquetas, Almería B y Badajoz-, cuatro empates -ante Jaén, Ceuta, Sporting Villanueva Promesas y Melilla- y un solo borrón contra el Lucena en el que fue el séptimo examen liguero del curso.

El Lugo y el Mirandés son los únicos equipos de toda la Segunda División B que aún no han mordido el polvo. Marchan líderes de sus respectivos grupos (los lucenses en el I y los burgaleses en el II) con trayectorias intachables que les convierten en firmes candidatos para lograr el ascenso a Segunda División A la próxima primavera. En el grupo III, el líder Atlético Baleares sólo ha sufrido una derrota, al igual que el Cádiz. El resto de los conjuntos que militan en la categoría de bronce ha perdido más de un partido en doce jornadas.

Se da la curiosa circunstancia de que los equipos que no han sufrido derrotas o que menos suman son los primeros de sus grupos, a excepción del IV, en el que el Lucena ha caído en dos encuentros, así como el Betis B, segundo en la tabla. Así, en este grupo se da la excepción de que el equipo con menos duelos perdidos -el Cádiz- no encabeza la clasificación.

Las tres igualadas consecutivas del conjunto gaditano en el arranque liguero le han impedido hasta la fecha disfrutar de la felicidad de un liderato que, sin embargo, tiene más cerca que nunca.

El balance del Cádiz es esperanzador. Ha ganado siete de los últimos nueve partidos y acumula cinco jornadas consecutivas sin conocer la derrota, en las que ha conseguido 13 puntos. El San Roque de Lepe, quinto clasificado, es el único que ha podido igualar ese registro y seguir el ritmo marcado por un cuadro gaditano cuya figura se agiganta con el paso de las semanas.