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La vida sin agua, una odisea en Loreto

  • El corte en el suministro a las viviendas y los negocios provoca colas de vecinos para llenar garrafas de las cubas Los comercios se las ingenian para poder afrontar la actividad del primer día laborable

No llegamos a valorar todo lo que tenemos hasta que nos falta. La ausencia de un bien de primera necesidad como el agua puede alterar la vida de todo un barrio en pocas horas. Más si cabe cuando se cumple el segundo día del corte del suministro de agua potable y no se sabe cuándo volverá a ser óptima para su consumo.

Después de un día festivo, ayer Loreto se enfrentaba a su primera jornada laborable sin este servicio. Un trasiego constante de personas con cubos, garrafas y hasta neveras de playa llenaban las calles del barrio en busca de las cuatro cubas situadas en tres puntos diferentes para abastecer a los vecinos. Colas de personas para llenar los recipientes, sobre todo en el camión que se encontraba en la glorieta García Morato, lugar estratégico junto a la plaza Virgen de Loreto. Por su parte, en las cubas de la esquina de la calle Hermanos Ortiz Echagüe con Infante de Orleans y la de la avenida Juan Carlos I frente a la plaza de la Fuente el goteo de personas fue constante, aunque las esperas fueron mucho más cortas.

En las filas, algunas personas se tomaban con filosofía los inconvenientes de vivir sin agua, mientras que otras se cabreaban por esta situación. Luis Cortés, vecino de la calle Plus Ultra, guardaba su lugar con paciencia en García Morato, aunque fue muy crítico con lo que está pasando. "Es la cuarta vez desde anoche que vengo a por agua, aunque solo la cojo para usarla en el wáter. Para beber he tenido que ir al supermercado a comprar garrafas. El Ayuntamiento está actuando como Madrid con el ébola. No nos han dado ninguna explicación", afirmó rotundo.

Isabel Mariscal, vecina de la plaza Virgen de Loreto, no puede por su edad coger mucho peso al vivir en un tercer piso sin ascensor, por lo que baja con botellas más pequeñas a por el agua. "Lo más preocupante de todo es que dicen que hay una bacteria y eso nos puede perjudicar", indicó.

Charo y Pedro, una pareja que vive en la calle Carlos Haya, también se mostraron incrédulos por no tener agua potable. "Por mucha tecnología que tengamos, al final volvemos a 50 años atrás", afirmó Pedro. En este caso, la primera solución que dieron al corte de agua fue ir a casa de su hija a San Fernando. "Hemos ido a verla y ya nos hemos traído un bidón lleno de agua para tener en casa y poder tener un recipiente para recoger el agua", explicó Charo.

La aglomeración en García Morato se dispersó sobre las 13 horas, momento en el que las dos cubas que se encontraban en el camión se quedaron sin agua, por lo que los vecinos tuvieron que marcharse a la espera de que repostara y volviera al barrio de Loreto.

En su casa, en un séptimo piso, Fernando Utrera y Ángeles Santantón, una pareja de ancianos, se las intentaban apañar para tener agua. Con "un potajito" para comer, Ángeles comentó que "estoy fregando a la antigua", mientras que enseñaba dos barreños de plástico, uno para enjabonar y otro para aclarar. "Dios quiera que no se me haya quemado el lavavajillas", añadió. Fernando, por su parte, señaló que "hemos vuelto al año 44. He tenido que bajar unas cuantas veces a por agua y eso que con las cataratas no veo bien". El principal problema para ellos será el momento de la ducha, para la que emplearán el agua de las cubas, mientras que para beber han comprado agua mineral. "Para ducharnos, tendremos que hervirla para poder lavarnos como los gatos", apuntó Ángeles.

En los comercios, el corte afectó de manera desigual. Los principales beneficiados fueron los supermercados y las tiendas de alimentación, que no pararon de vender agua. En el Supermercado Covirán Loreto, no paraban de entrar personas preguntando si había agua, recibiendo una respuesta negativa a la espera de reponer las existencias. "Entre la noche de ayer -por el lunes- y hasta el mediodía de hoy -por ayer- hemos vendido 200 garrafas de agua y 90 paquetes de seis botellas de litro y medio", destacó Paco, que está al frente del negocio. Para poder atender a los clientes, contó Mila, que también atiende la tienda, que están constantemente un camión grande y otro pequeño trayendo agua al supermercado.

Un comercio que sí sufrió directamente el corte fue la peluquería Luz María, en la calle Plus Ultra, que dio el día por perdido. María Dolores Benítez, su dueña, afirmó que "hoy no hemos hecho nada. Tenía cinco citas y no ha venido nadie. He comprado garrafas por si las necesitaba, pero nadie quiere lavarse la cabeza con el agua fría. Si seguimos sin agua, no abro". La propietaria cifró las pérdidas del día en unos 100 euros.

En la plaza Virgen de Loreto, otro negocio perjudicado fue la pescadería Mari. Miguel Cintado, uno de sus propietarios, dijo que "estamos intentando vender lo que se puede. Tenemos que limpiar el pescado en una espuerta porque no tenemos agua. He tenido que comprar 80 litros de agua para poder limpiar, pero si se mezcla lo que suelta el choco al limpiarlo con el boquerón, por ejemplo, la gente no lo quiere". Miguel recalcó que "al ser un producto perecedero, no podemos guardarlo y si no se vende, hay que tirarlo", por lo que las pérdidas pueden ser mayores. De hecho, aseguró que hasta el mediodía de ayer solo había vendido unos 80 euros, cuando lo normal se sitúa en unos 500 euros.

Por su parte, los bares tuvieron que hacer uso del ingenio para servir a las clientes. Félix Pérez, de la cafetería Alborada, pudo servir café gracias a que conectó una garrafa de agua a una bomba para surtir a la cafetera. "Te limita mucho no tener agua, sobre todo al que tenga el agua directa. Para poder lavar los platos estoy llenando el depósito del lavavajillas con el agua de las garrafas", comentó.

En la calle Juan de la Cosa, en el Mesón Río Pas, Rafa Ortiz, el dueño del negocio, explicaba su situación mientras lavaba los vasos en barreños para enjabonar y enjuagar. "Ayer -por el lunes- ya tuve que cocinar con agua de botella. Pero lo malo aquí es el día a día y ya ha pasado por aquí menos gente de lo normal", aseguró Rafa.

Otros puntos importantes que se enfrentaron ayer a su primer día sin agua potable fueron los servicios públicos, especialmente dos: el CEIP Fermín Salvochea y el Centro de Salud Loreto-Puntales. En el colegio, la jornada se afrontó con normalidad, tal como informaron desde la Delegación Territorial de Educación. En principio, la intención es mantener la actividad en el centro siempre que las condiciones higiénicas sean las adecuadas.

En el centro sanitario, por su parte, la actividad parecía la de un día normal, con colas para pedir cita y gente llenando las salas de espera. Carteles de "no hay agua" eran el único aviso en los baños. Sin embargo, esta apariencia se tornó a las 15 horas, momento en el que el centro de salud cerró sus puertas para la instalación de sistemas de abastecimiento para tener agua y abrir hoy sus puertas a las 8 horas con normalidad.

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