Patrimonio

Una cripta para los dominicos junto a la Patrona

  • Media docena de frailes descansan en un espacio descubierto por accidente en unas obras en Santo Domingo en los años noventa

Pascual Saturio dirige el foco que lleva en la mano a las lápidas de los dominicos enterrados en la cripta de la sacristía de Santo Domingo.

Pascual Saturio dirige el foco que lleva en la mano a las lápidas de los dominicos enterrados en la cripta de la sacristía de Santo Domingo. / Lourdes de Vicente

Los últimos de octubre y prácticamente todos los de noviembre son días de recordar a los difuntos. En los cementerios se incrementa la actividad y el número de visitas, en las iglesias se suceden misas y cultos que se aplican por el recuerdo de quienes ya no están. Y en Santo Domingo, cada año por estas fechas se abre un acceso en la sacristía por el que se baja al lugar en el que reposan los restos de varios frailes dominicos. Se trata de una cripta que presenta un muy buen estado de conservación y que se utiliza como columbario de los frailes que deciden ser enterrados en Cádiz.

El prior de Santo Domingo, Pascual Saturio, cuenta que la cripta es relativamente reciente. En los años noventa se acometió una importante obra de restauración en el claustro del convento, y persiguiendo la solución para la evacuación de aguas se estaba cavando en el subsuelo para instalar una tubería cuando por accidente se descubrió este espacio. De hecho, la tubería recorre el techo de esta cripta buscando su conexión con el ramal que baja la Cuesta de las Calesas.

La estancia tiene evidencias de que fue utilizada para enterramientos. Lo atestiguan una serie de inscripciones que medio pueden leerse en las paredes. Como una de un tal José Machado, fechada en 1738, u otra que deja constancia de que otra persona de nombre ilegible “aquí estuvo 17 mayo 1906”. No obstante, Saturio recuerda que en tiempos de Carlos III se mandó vaciar todas las criptas “ya que eran tiempos de epidemias”.

Actualmente, después de que se solicitara autorización, una docena de frailes dominicos reposan prácticamente a los pies de la Virgen del Rosario. Desde el que fuera restaurador de la provincia bética de la orden, Paulino Álvarez (fallecido en 1939), a Fernando Santamaría (que falleció durante las misiones de 1965), o los más recientes frailes Francisco Palomares, Francisco Calderón, Luis Muñoz Blanco o Cipriano Menéndez (el más recientemente fallecido, en 2017).

La cripta se esconde bajo la mesa que habitualmente preside el centro de la sacristía, asegurando la ventilación mediante unas losas enrejadas. En varias ocasiones al año, el propio Pascual Saturio baja para comprobar el estado “para vigilar de cerca las grietas y el estado de las paredes, ya que este es un edificio que tiene movimientos al estar construido sobre un barranco”. Y estos días, propios de difuntos, el acceso queda a la vista de todo el que se acerca al templo dominico. Tras la misa vespertina de este sábado, día de los fieles difuntos, los asistentes se dirigirán al acceso a esta cripta para elevar una oración por los frailes que allí descansan para siempre.

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