Justo dentro de un año, tal día como hoy Rafael Zornoza tendrá que remitir un escrito a Roma, dirigido al Papa, en el que le comunicará su renuncia a seguir al frente de la diócesis por cumplir 75 años de edad. Así lo establece el Código de Derecho Canónico y así se hará, dando paso a un nuevo relevo al frente de la diócesis.

Aunque aún queda un año para esto, los rumores en torno a una posible sucesión en Cádiz y Ceuta han sido constantes prácticamente desde que llegó Zornoza. En sus primeros años, porque se pensaba que era un obispo con horizontes más altos que los de esta diócesis; y luego, porque esas tensiones y polémicas en determinadas cuestiones y, sobre todo, entre el propio clero pudiera aconsejar un cambio de aires tanto para Zornoza como para la diócesis. El último rumor creció cuando se supo, hace unos meses, de la visita del nuncio del Papa en España, Bernardito Auza. Pero nada más lejos de la realidad, Auza vino a Cádiz y presidió el Corpus invitado precisamente por Zornoza, no porque trajera ninguna carta ni nuevo destino ni nada parecido para el obispo gaditano.

También han sido múltiples las hipótesis de que Cádiz pudiera contar con un obispo auxiliar que sirviera como de puente entre Zornoza y el siguiente. Una práctica que Roma está extendiendo en no pocas diócesis españolas en estos últimos años, y que ciertamente aún pudiera tener cabida en estos próximos doce meses. No en vano, la Iglesia está asumiendo un gran reto ya que en pocos años está teniendo que remover de sus sedes hasta una treintena de obispos que han ido cumplido los 75 años de edad, entre los que se encuentra el de Cádiz y Ceuta.

En cualquier caso, los movimientos que la Iglesia haga en estos próximos meses, o a partir del 31 de julio del próximo año, porque aunque Zornoza presente la renuncia, esta no será atendida y por tanto carecerá de validez hasta que Roma la acepte, para lo cual nombrará su sustituto o quedará la sede vacante en Cádiz y Ceuta (escenario que contempla perfectamente el ordenamiento jurídico canónico, fijando un equipo sacerdotal de la propia diócesis que se haría cargo de la gestión hasta la llegada del nuevo obispo).

Varios son los escenarios posibles. El menos probable es que un sacerdote de la diócesis sea elevado al ministerio episcopal, algo que si bien es poco habitual recientemente ha ocurrido en una diócesis cercana, la de Sevilla, donde dos sacerdotes (Teodoro León y Ramón Valdivia) fueron ‘ascendidos’ a obispos auxiliares de esa diócesis. Esta figura del obispo auxiliar, presente en muchas diócesis españolas, es la otra opción; es decir, que algún obispo auxiliar sea destinado a Cádiz como obispo titular de esta diócesis. La otra posibilidad es que un obispo titular de otra diócesis sea destinado a Cádiz, provocando cierto baile de sillones en el episcopado español.

77 obispos, entre titulares y auxiliares, suma en el momento actual España para atender las 69 diócesis en que se divide el territorio nacional y la castrense, lo que deja cierto margen de maniobra a Roma para elegir al sustituto de Zornoza, cuyo nombramiento se produjo en la recta final del pontificado de Ratzinger, que en 2013 daría el relevo al Papa Francisco que tantos cambios ha introducido en la Iglesia estos años. Una cuestión que puede ser clave respecto al perfil que podría buscar Roma para el futuro obispo de Cádiz y Ceuta.