nicolás castellano flores. periodista especializado en migraciones y refugiados

"La solidaridad no se puede mover por impulsos mediáticos"

  • El periodista, que participó en una conferencia en Cádiz, se muestra muy crítico con el papel de los medios en esta crisis y con los gobernantes

El canario Nicolás Castellano es periodista de la Cadena Ser especializado en movimientos migratorios. El jueves estuvo en la capital gaditana en la capital gaditana, donde intervino en una conferencia titulada 'El drama de los refugiados', organizada por la Mesa de Atención y Acogida de los Refugiados del Obispado.

-¿Qué ha venido a contarle a los gaditanos?

-Fundamentalmente lo que vengo a compartir son algunas reflexiones sobre la actual crisis de refugiados partiendo de cuánto dura hoy un mensaje de conciencia sobre una realidad. Cuando sucede el desgraciado naufragio en el que muere Aylan Kurdi y su hermano el 2 de septiembre, se levanta una ola de solidaridad increíble que pone la situación de los refugiados y de los migrantes en un punto en el que nunca había estado en los últimos años, a pesar de que ha habido naufragios con 800 muertos en Sicilia en abril o en el que estuve en Lampedusa el 3 de octubre de 2013, cuando vi sacar 400 cadáveres en bolsas blancas por parte de la guardia costera. Hay picos informativos que en determinados momentos despierta a la gente, pero nada parecido al fenómeno Aylan. La primera reflexión que voy a plantear es cuánto dura este mensaje y lo acompaño con algunas imágenes con las portadas de Aylan que salió en todos lados y cómo justo hace unos días sucedía lo mismo en una isla griega enfrente de donde murió Aylan en la que una patrullera griega chocó con una embarcación y murieron ocho personas, entre ellos cuatro niños. Allí también había la foto impactante de una niña pero no se ha publicado en ninguna portada.

¿Qué es lo que nos ha pasado en apenas un mes y unas semanas para que una cuestión que sigue siendo igual de grave haya desaparecido de la escena mediática? ¿Es que nos inmunizamos? ¿Nos acostumbramos? ¿Es que las cifras nos han desbordado ya no somos capaces de calibrar la importancia? ¿Cuántos niños tienen que morir para volver el tema a las portadas? Esa sería la primera reflexión.

-¿No le da la impresión que a nivel político también ha bajado? En los primeros días todo el mundo iba a acoger refugiados y los ayuntamientos los primeros. ¿No es un poco peligrosa también esa solidaridad por achuchones, por esos picos como la muerte de Aylan Kurdi?

-La solidaridad no se puede mover a base de impulsos mediáticos. Le pongo un ejemplo que desde mi punto de vista ha sido una gestión errónea: el gobierno español es el mismo que hace unos meses decía que no podía traer refugiados porque hay mucho paro, según el ministro de Exteriores; que los refugiados son goteras, según el ministro del Interior; o lo que dijo el propio Mariano Rajoy que tenía ya una aportación en la inmigración ilegal y que no podía asumir un mayor coste. Hasta que Merkel no dio un golpe en la mesa, no se produjo un cambio porque el éxodo que estamos viviendo se compara con la Segunda Guerra Mundial. Por Merkel de pronto cambian las tornas. ¿Qué ha pasado desde entonces? Que no se ha avanzado. Hace dos consejos de Europa se pusieron de acuerdo con las cifras de reparto pero ni los puntos de identificación se han puesto en marcha y los gobiernos parece que están encantados de retrasar y dilatar esto. Si el Gobierno nacional, que es el encargado de proceder al traslado e identificación de estos refugiados no lo hace, las comunidades y los ayuntamientos, por mucha intención solidaria que tengan, tienen la manos atadas. Hay intencionalidad de dificultar el reparto y eso es de una crueldad supina cuando la gente ya está sufriendo en los Balcanes el frío y está durmiendo en unas condiciones lamentables.

-Y detrás de todas estas cifras, de todo ello hay unos nombres, unas vidas, gente que ha dejado atrás muchas cosas y muchos tratan de quererlos presentar como delincuentes o gente que van a traer problemas.

-Hay una intencionalidad en deshumanizar. Cuando se habla de la masa, de la llegada masiva de 600.000 personas, es posible que empatices con una cifra que estos políticos conservadores quieren grabar en la gente para que tengan miedo a una gran llegada o invasión como se ha llegado a decir, concepto absolutamente aberrante y que produce rechazo. Es mucho más efectivo hablar de Aylan Kurdi y otros casos donde se empatiza, donde vemos al padre llorando desesperado cómo fue el naufragio y donde no sólo murió Aylan, sino que también lo hizo su hermano. Hablar de la masa siempre ha sido el truco del gobernante para no hablar del tema en concreto. El éxodo tiene muchas causas y resortes pero en ningún momento está justificado que la respuesta siga siendo policial y militar.

-Y dentro de tanto pesimismo, ¿Hay algún punto de luz o esperanza al que nos podamos agarrar para pensar que las cosas van a mejorar en el futuro?

-Sinceramente me cuesta dar mensajes optimistas. Mi única esperanza está en la sociedad civil de manera que la gente obligue al cambio, que presione a los gobernantes. No es normal que se hable de los refugiados como goteras , etcétera. No hablo de una opción política u otra sino de que se establezca una nueva narrativa en cuanto a las migraciones y los refugiados. Ya está bien de hablar como un supuesto problema, como una invasión, como una amenaza para nuestro estilo de vida. Los datos y la realidad demuestra que ese es un falso mito que se ha levantado y que han alimentado algunos partidos políticos porque les venía bien para contentar a ese electorado. El reto es conseguir que la sociedad diga "se acabó", articular otras políticas. En este asunto no estamos reclamando un acto de bondad sino de legalidad.

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