¿Para que sirve un protocolo?: Cosas que (no) se aprenden en un pleno del Ayuntamiento de Cádiz

La alegación presentada por el PSOE al Presupuesto municipal da lugar a un cruce de reflexiones sobre la validez o no de un protocolo, sus diferencias con un convenio, y el triste descubrimiento de que nada es lo que parece

El Ayuntamiento de Cádiz tiene Presupuesto 2025 sin la confianza de la oposición

El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Cádiz, Óscar Torres, durante su intervención en el pleno extraordinario del Presupuesto 2025.
El portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Cádiz, Óscar Torres, durante su intervención en el pleno extraordinario del Presupuesto 2025. / Lourdes de Vicente

Bueno, si no podemos fiarnos de la objetividad de los números -con las mismas cifras, para el equipo de Gobierno estamos ante los presupuestos más sociales y para la oposición ante un retroceso en este mismo terreno-, pongamos nuestra confianza en las letras, en las palabras. Pues, hala, tampoco. En los plenos del Ayuntamiento de Cádiz se (des) aprende muchísimo. Y este viernes, durante la sesión extraordinaria sobre la resolución de reclamación presentada por el PSOE y la aprobación definitiva del Presupuesto General para el ejercicio 2025, la lección no sólo ha versado sobre la relatividad de las cifras, también sobre el retorcimiento de las letras.

Así, la objeción presentada por los socialistas a las cuentas, en la que pedían la retirada de la partida (casi 1 millón de euros) destinada a la reparación y nuevo uso de la pérgola de Santa Bárbara, ha desatado un cruce de reflexiones entre PSOE y PP sobre lo que es, y no es, un protocolo, su diferencia con un convenio y su validez. ¿La conclusión? La desesperanza, una vez más, de que nada es lo que parece.

A ver, la situación surge cuando desde el PSOE se argumenta la eliminación de esta partida aludiendo a que la pérgola de Santa Bárbara es un espacio que se encuentra adscrito a un protocolo entre Ayuntamiento y Universidad de Cádiz, en el que el Consistorio cedía este espacio a la Universidad. Por lo tanto, defienden que para modificar dicho proyecto, y en virtud de ese protocolo, se deben hacer unos trámites con la UCA que, al parecer no se han producido.

En respuesta, la delegada de Hacienda, Maite González, remarcaba que este acuerdo "no es un convenio, sino un protocolo" que tiene un efecto "mínimo minimorum", a la vez que se mostraba "muy sorprendida" por el hecho de que el portavoz socialista Óscar Torres, "todo un experto en protocolos", no distinguiera entre las obligaciones que conllevan y de lo que se firmaba con el Gobierno anterior. "Porque cuando el anterior alcalde le regaló el Reina Sofía a la UCA, ustedes aplaudían; cuando decían que iban a hacer ese cinturón universitario que, al final, se ha quedado en tirantes, y ha quemado, también seguían aplaudiendo, ¿y no se enteró usted de que lo que firmaba no comprometía a nada, ni obligaba a nada? Pues vaya por dios...", contestó la teniente de alcalde que remitió a Óscar Torres al informe del interventor donde, parece ser, se explica por qué ese protocolo no entraña esta obligación entre Ayuntamiento y UCA.

Protocolos que no sirven para nada, que no obligan, que no comprometen, con efecto "mínimo minimorum"... El secretario local del PSOE, José Ramón Ortega, la cogió al vuelo -"un protocolo no tiene validez jurídica, bien, pero una carta sí asegura la construcción de un hospital"-, pero es que Óscar Torres presumió botando: "Usted acaba de decir que un protocolo vale lo que vale, que no obliga a nada, y que no compromete a nada, pues eso es lo que firmaron en noviembre de 2023 con respeto a la financiación de 5 millones de euros por parte de Diputación para construir el Portillo. Pero es que en mayo de 2024 el alcalde volvió a mentir en el mismo tema, diciendo que la financiación estaba asegurada con Diputación. Pero le agradezco que ahora lo reconozca, señora González, que un protocolo no compromete a nada, que no es más que lo que yo denuncié en la primavera de 2024 con el protocolo en la mano que firmaron ustedes con Diputación".

El alcalde, ciertamente avispado, no intentó hacer tapón al mate, sino que creó una nueva jugada. Olvidémonos de protocolos, de convenios, de cartas, de si es necesaria o no una comisión de seguimiento con la UCA para ese espacio, de explicar el informe del interventor por el que deniega la alegación del PSOE ( yque nos quedamos con ganas de conocer) y hablemos de símbolos. Porque para Bruno García la pérgola es, ante todo, y no le falta razón, un símbolo. "La construyó el equipo de Gobierno anterior a ustedes (se dirige a Adelante Izquierda Gaditana) y ustedes la dejaron caer para que simbolizara lo que ese gobierno anterior había hecho, pero lo que no se dieron cuenta es que pasados 8 años esa pérgola es símbolo de su dejadez, pues dejaron que se quemara y se vandalizara. Porque ustedes hacen eso, dejan las cosas caer. Pero ahora va ser lo contrario, va a ser el símbolo de este equipo de Gobierno, el símbolo de que hay que arreglar las cosas. Y sí, hay gente que quiere la pérgola, la asociacion de vecinos del Mentidero la quieren, y tiene pinta de que si llegamos a un acuerdo con ellos ahí estarán", expresa el primer edil.

Un acuerdo, pero, ¿en forma de protocolo, de convenio, de carta...?, ojo, que no comprometen lo mismo.

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