Un sacerdote diocesano vive en Ecuador la catástrofe del terremoto

Andrés Drouet se marchó hace años de misionero y está al frente de una parroquia en Manta, una de las zonas más afectadas

Drouet, en una imagen de archivo.
P-M.d. Cádiz

21 de abril 2016 - 01:00

La catástrofe que está viviendo Ecuador tras el terremoto del pasado sábado tiene un testigo bastante cercano. El sacerdote diocesano Andrés Drouet está viviendo el drama del pueblo ecuatoriano en primera persona. Hace unos años, este sacerdote decidió marcharse a las misiones, estando actualmente al frente de una parroquia en Manta, una ciudad costera al Oeste del país y uno de los puntos más afectados por el terremoto.

Desde que el sábado saltaran las noticias, pocas han podido ser las comunicaciones que desde Cádiz se han tenido con este sacerdote. En un primer momento sí se pudo contactar para que el sacerdote confirmara que no había sufrido daños personales. Pero la comunicación se perdió en la tarde del domingo y no se pudo restablecer hasta la madrugada del martes, al quedarse la zona sin luz y sin redes telefónicas.

Esa última comunicación la hace a través del correo electrónico el propio Drouet. "Ha sido una experiencia terrible pero Dios nos ha sostenido y nos sigue sosteniendo. Estoy en uno de los puntos más afectados, Manta, y las necesidades empiezan a salir a la luz. Hay gente sin casas, sin comida, sin agua y sin luz. Lo han perdido todo, incluso familias enteras bajo los escombros. Las ayudas no abastecen y la población está agotada", explica el sacerdote diocesano en ese escrito que ha dado a conocer el Secretariado de Misiones del Obispado de Cádiz.

La parroquia donde ejerce su labor este misionero, que es de reciente construcción, se ha mantenido en pie. Pero como explica el propio Drouet, "llevamos aún dos días y la tierra sigue temblando a nuestros pies, los nervios están a flor de piel y la gente se muestra angustiada pero no desesperanzada". "La fe de este pueblo y esta gente es fuerte, más fuerte que los cimientos de las casas que se han derrumbado", añade el sacerdote, que es consciente de que ahora "empieza la parte más difícil". "Devolverles la calma y la paz. Levantar a los caídos, enterrar a los muertos y mantener a los que se tambalean. Dios es fiel y no falla. Él nos levantará", sostiene Drouet en el correo que pudo escribir tres días después del suceso.

"El día comienza y hay que ponerse manos a la obra". "Creo que no hace falta mandar imágenes, ya tenéis bastantes en los medios de comunicación", concluye Drouet.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último