Royal Caribbean le deja en Cádiz la 'cama calentita' a tres buques de la Carnival

Horas después de marcharse el ‘Allure of the Seas’ llegó a la factoría gaditana de reparaciones el ‘Carnival Miracle’

La naviera Carnival tiene reservado el dique 4 de Navantia hasta el 10 de junio

Desalojan al completo un crucero en reparación en Navantia Cádiz ante la rotura de uno de sus mástiles por culpa del viento

El ‘Carnival Miracle’, con la peculiar chimenea que caracteriza a buena parte de la flota de esta naviera, horas después de llegar al astillero gaditano de Navantia.
El ‘Carnival Miracle’, con la peculiar chimenea que caracteriza a buena parte de la flota de esta naviera, horas después de llegar al astillero gaditano de Navantia. / D.C.

Cádiz/No hay tiempo que perder. “Cuando veíamos que empezaba a llover o que el viento ya se ponía insoportable nos entraban ganas de cortarnos las venas”. Así lo contaba uno de los muchos responsables técnicos encargados de que la reparación o la reforma del Allure of the Sea fuera como la seda, sin obstáculos.

Pero la naturaleza impuso sus límites y dejó tras de sí un período prolongado de precipitaciones que cogió a todos con el pie cambiado. Pero no fue suficiente para que el timing del paso por el dique 4 de este grandioso buque se viera alterado. Lo que no se podía hacer fuera, pues se hacía dentro del buque. Reuniones, las que hicieran falta para modificar los planes tantas veces como fuera necesario, pero el Allure of the Seas tenía que salir de Cádiz el 7 de abril, sí o sí.

Varios cruceros, en esta ocasión de la naviera también norteamericana Carnival, estaban ya preparados en sus líneas de salida para poner rumbo a Cádiz. Necesitaban una varada rutinaria, cambios, arreglos, modificaciones puntuales.

Finalmente no pudo ser por mucho que Royal y Navantia pusieran toda la carne en el asador. Surgieron problemas que se escapaban a la disciplina de ambas compañías.

En el chequeo al que sometieron al Allure of the Seas se dieron cuenta de que varias de las hélices de propulsión tenían serios problemas, por lo que ahora tocaba decidir si era motivo suficiente para retrasar la salida del dique del Allure o si no lo era.

Finalmente primó la cordura, la seguridad y la fiabilidad de Royal Caribbean y optaron por tomar la decisión más sabia. Eso sí, con el firme compromiso de Navantia de intentar tardar lo menos posible en cambiar las hélices que hicieran falta con tal de salir del dique y poner rumbo a Barcelona, que era donde debía haber estado el 9 de abril.

Navantia lo puso relativamente negro el panorama y sus especialistas indicaron a la naviera USA que necesitaban tres días porque no era un huevo que se echaba a freír y que había que poner piezas nuevas en el sistema de propulsión del buque. “Menos de tres días, imposible”, les dijeron desde Navantia.

Pero demasiado sabían los ingenieros encargados de medir los tiempos que poco hay que sea realmente imposible en Navantia Cádiz. Los trabajadores de Navantia y de las empresas auxiliares se pusieron las pilas, se olvidaron una vez de cualquier polémica que pudiera dejar mal a la compañía y lo que, en principio, eran tres días de plazo para el arreglo de las hélices se quedó en poco más de una jornada y pico.

De esta manera, debería haber salido el 7. Intentaron salir el 8 por la tarde o la madrugada del 8 al 9, pero el viento volvió a recordar que la naturaleza sigue siendo la que realmente orienta el timing y que no hay ingeniero que sea capaz de llevarle la contraria.

Intentaron darle coba al viento y lograron sacar el Allure of the Seas, aprovechando no sólo la pericia de los prácticos sino que la empresa de remolcadores sumó el empuje de uno de sus navíos a la operación y finalmente, sobre las dos y media del 9 de abril, el Allure salía del dique 4 para dirigirse al MuelleComercial, donde finalmente se cargaron los botes salvavidas que aún estaban junto al cantil, para poner rumbo a Barcelona el miércoles, 9 de abril, por la tarde: objetivo conseguido.

Pero otro cliente (otro gran cliente) venía pisándole los talones. El Miracle, de la naviera también norteamericana Carnival, tenía que entrar en el mismo dique que había ocupado durante más de 40 días el Allure. No sin antes cambiarle la cama que se usa para que el buque quede “de pié” una vez que se procede a vaciar al completo la ”piscina“ del dique seco.

Para eso hacen falta entre ocho y diez horas, a las que hay que sumar preparar los puntos de apoyo y agarre del Miracle, que llegaba con unos cuantos metros menos (62, ni más ni menos). Pero bueno, Carnival se mostró comprensiva y, a pesar de la competencia que mantiene con Royal Caribbean, dijo que no pasaba nada por retrasar la primera entrada en dique del primero de los tres buques de esta compañía que tenían que dormir a lo largo de los próximos dos meses, hasta principios de junio, en este mundialmente famoso dique.

Pero tampoco era cuestión de hacerles mucho de esperar para evitar malos rollos, de manera que el Carnival Miracle, en vez de entrar en seco el 11, entró el 12 a primerísima hora de la mañana. Luego, el 12 de mayo, casi un mes después hará lo mismo el Carnival Valor y el 28 de mayo accederá a los boxes de Navantia el último de este trío de Carnival, el Carnival Liberty. Navantia sabe que ese día que perdieron por culpa del viento con el Allure lo ganarán en menos de un cantar... Y si no, al tiempo.

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