Rocío Querol, propietaria de la pensión Las Cuatro Naciones en Cádiz: "Los clientes no tenían efectivo, pero no podía dejarlos en la calle"

Muchas personas buscaron este lunes refugio en Cádiz ante la imposibilidad de viajar hacia sus destinos

Los trenes en Cádiz continúan suspendidos por el apagón: Cercanías, Media Distancia y Alvia pendientes hasta nuevo aviso

Rocío Querol, en la pensión Las Cuatro Naciones.
Rocío Querol, en la pensión Las Cuatro Naciones. / Jesús Marín

El gran apagón de este lunes afectó a todo el mundo pero desconcertó, y mucho, a los viajeros que estaban en Cádiz de vacaciones o de paso. Se quedaron sin teléfono, internet y sin forma de comunicarse en una ciudad o un país que no era el suyo, sin saber bien qué ocurría y cuándo iba a terminar. En algunos casos la barrera del idioma era uno de los inconvenientes que se encontraron y la imposibilidad de viajar hacia su destino los dejó atrapados en la capital.

En este escenario los establecimientos hoteleros se convirtieron en un refugio y la pensión Las Cuatro Naciones fue uno de los que ofrecieron cobijo. Rocío Querol, su propietaria, pasó buena parte de la jornada en la puerta de la calle Plocia, número 3, donde se ubica el alojamiento. "No había luz y no podía hacer nada, así que estuve en el portal esperando a que vinieran los clientes para ayudarles en lo que pudiera".

Además, las llaves de acceso son electrónicas, por lo que los huéspedes no podían entrar, así que "me quedé todo el día con las puertas abiertas para darles a cada uno una llave de la cerradura".

Para esta emprendedora gaditana el lunes fue un verdadero caos porque "no podía acceder al programa de reservas y no sabía quién había reservado una habitación o si había pagado o no". La mayoría de personas tenían la intención de abonar su estancia con tarjeta, algo imposible con la caída del sistema y por tanto del datáfono, "y apenas tenían efectivo, por lo que dejé que todo el mundo se quedara sin pagarme por adelantado, que es lo que suelo hacer", cuenta Rocío.

La jornada del gran apagón llevó a una situación de "gente desconcertada y desesperada. Vinieron muchas personas sin reserva, buscando refugio. En total se hospedaron siete clientes que no tenían reserva y algunos de ellos no saben si se van a poder ir hoy porque no funcionan los trenes o los autobuses son demasiado pesados para trayectos tan largos". Uno de los casos más angustiosos fue el de una chica que además de quedarse sin internet y sin línea móvil, se le rompió el teléfono y sólo tenía 10 euros en efectivo. "No podía contactar con nadie, estaba angustiada. Además se lamentaba de que tenía dinero, pero claro, no podía sacarlo y se veía en la calle. Así que la dejé que se hospedara y ya vería cuando me pagaba", afirma Rocío.

Uno de los casos más curiosos fue el de una familia italiana, con un niño pequeño, que acudieron a la pensión para tener un techo bajo al que resguardarse ante la imposibilidad de seguir su viaje. Rocío los atendió, los alojó en una habitación doble, pero a los pocos minutos se marcharon porque consiguieron un vehículo. "Aún así me dieron el dinero que costaba una noche. Les dije que no, que no habían hecho uso apenas de la habitación, pero insistieron y me pagaron".

Otra clienta intentó quedarse en un alojamiento cercano, pero la rechazaron porque no tenía dinero en efectivo y no se fiaban de que abonara sus estancia una vez que volviera el sistema. "Yo confié en la gente, no podía dejarlos en la calle", finaliza la propietaria de la pensión Las Cuatro Naciones.

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