El puerto de Cádiz afronta la mayor transformación de toda su historia
Al inicio en 2022 de las primeras obras de integración del muelle-ciudad en la capital se le unirán la puesta en marcha de la terminal de contenedores y de planes en el resto de la Bahía
El puerto de Cádiz afronta su mayor transformación física desde que nació como tal hace algo más de un siglo.
Si en este largo espacio de tiempo ha ido creciendo en espacio, desarrollando nuevos muelles y nuevas formas de negocio, ahora plantea ya un profundo cambio tanto en su gestión como en su configuración en la trama urbana de Cádiz, ciudad donde nació y donde se asienta una buena parte de su negocio.
La entrada en servicio del nuevo muelle de contenedores, el inicio del proceso de integración del muelle con la ciudad, la apuesta por los grandes veleros en El Puerto y su modernización de cara a contar con infraestructuras más sostenibles y pensadas en el medio ambiente experimentarán un avance más que notable en el próximo año.
El anuncio por parte de la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila Martínez, de la licitación, en el primer trimestre de 2022, del nuevo aparcamiento y la remodelación integral de la Punta de San Felipe significa el primer paso del ambicioso plan de unión entre el muelle y la ciudad, y que afectará a unos 335.000 metros cuadrados de superficie.
Aunque en muchas ciudades costeras este tipo de operaciones han sido siempre muy relevantes en cuando a la mejora de la trama urbana, en Cádiz la importancia se multiplica por mil por cuando hablamos de una ciudad sin suelo en el que crecer, y un casco antiguo, donde su ubican los muelles, también colapsado por una actividad ciudadana densa e intensa y por una elevada población en un territorio que apenas supera el kilómetro cuadrado de uso residencial.
Desde que el Muelle-Ciudad se transformó en un gran parque temático con la Gran Regata Colón 92, en 1992, con la llegada de grandes y medianos veleros y con infinidad de actividades, el espacio portuario más cercano al casco histórico se ha aprovechado de forma muy puntual para actividades con una clara conexión urbana, desde que la continuidad de estos eventos marítimos hasta la celebración de conciertos veraniegos.
En 2020 la APBC abrió este muelle, con las restricciones propias que obligan a la seguridad marítima, al paseo de los ciudadanos, instalando pérgolas y bancos, a la vez que el carril bici atraviesa la zona rumbo a la plaza de España y se abría un gimnasio allí donde durante años funcionaron naves de almacena para la actividad propia del puerto.
La decisión de construir un nuevo muelle de contenedores dejó en el aire los usos que habría que dar al antiguo complejo. Decenas de miles de metros cuadrados ubicados en una zona muy estratégica.
Como todo lo que se ejecuta en esta ciudad (salvo, ciertamente, el soterramiento) agota décadas de debates y enfrentamientos entre administraciones, hubo que esperar a la llegada del socialista José Luis Blanco, para activar todo este proceso.
En coordinación con el Ayuntamiento y la Universidad de Cádiz se inicio un proceso de estudio, largo también en el tiempo, en el que jugo un papel relevante la Universidad Politécnica de Madrid. Se crearon mesas de debate abiertas a todos los colectivos ciudadanos para definir un proyecto lo más consensuado posible.
De todo este proceso salió una conclusión clara: que este espacio no tendría uso residencial debido al colapso que ya sufría el casco antiguo y que habría que mantener el uso portuario en parte del mismo.
Todo ello coincidió con la llegada a la presidencia de la APBC de Teófila Martínez. Como alcaldesa de Cádiz durante las dos décadas anteriores, tenía muy claro lo que hacer y los ritmos que habría que imprimir. Sólo la pandemia de coronavirus ha restado más rapidez a este plan, aunque ello no ha evitado que se hayan dado avances más que notables.
Por lo pronto, en agosto de 2020 se abrió al paso peatonal el muelle Ciudad, mientras que se aceleraba el proceso administrativo para construir un hotel de 5 estrellas en la Ciudad del Mar, ya con una empresa dispuesta a ello pero pendientes desde hace meses de la autorización del Consejo de Ministros. La operación de urbanización en el muelle Ciudad se iniciará también en 2022, para lo que hay una partida de 2 millones de euros.
A la vez se culminaba la elaboración del Plan Especial del Puerto, por lo menos en la fase correspondiente a la APBC, donde se daban las primera pautas a seguir en este suelo de oportunidades.
Lejos de llenar espacios se pone coto a las construcciones en altura y se destina el 60% del suelo a espacios libres para los ciudadanos (serán unos 149.000 metros cuadrados), además de mantener en uso la marina seca para el mantenimiento de las embarcaciones.
En cuanto a actividades económicas el Plan reserva 87.000 metros cuadrados. Prohibido el uso residencial, se ofrece suelo para comercios, actividades de ocio, oficinas e incluso equipamientos públicos. Aquí, manteniendo la esperanza de que alguna administración asuma la necesidad de que Cádiz cuente con un Museo del Mar.
Habrá espacios para la celebración de eventos al aire libre, lejos de las viviendas del barrio de la Hispanidad, en una planificación coordinada con el Ayuntamiento de José María González, que en 2016 firmó un convenio para ello.
Todo estos terrenos se diseñarán primando la sostenibilidad y la defensa medioambiental. Para su acceso se duplicará la avenida del Descubrimiento, a la vez que se ampliará la red del carril bici y el futuro tranvía urbano.
Pero el desarrollo del puerto de la Bahía de Cádiz no se apoya únicamente en su proyecto de integración en la trama urbana de la capital. Es también una apuesta por todos los tráficos que generan su negocio y un crecimiento también en La Cabezuela y en El Puerto. En el primero de los casos es esencial el inicio de las obras de llegada del tren a estas instalaciones, que se ha hecho esperar durante demasiados años. Su puesta en servicio será esencial para agilizar el transporte de las mercancías que llegan a La Cabezuela.
En El Puerto hay una clara apuesta por los grandes yates, con la adaptación de una dársena exclusiva con amarres para barcos de más de 25 metros de eslora. La llegada de estos megayates tiene un impacto económico en la APBC y en la propia Bahía más que relevante.
Y junto a todo ello, la definitiva puesta en marcha del nuevo muelle de contenedores en Cádiz capital, denominado ya La Galeona.
Es ésta la operación en infraestructura de mayor calado en la centenaria vida de la Autoridad Portuaria y su efectivo desarrollo será esencial para afianzar su crecimiento. Al fin y al cabo el puerto de Cádiz es uno de los que mejor se está comportando en el conjunto de la red de puertos del Estado en estos años de pandemia.
Ya se ha reactivado de nuevo la construcción del túnel que conectará la terminal bajo el suelo de Navantia, con un coste extra para la APBC de 15 millones de euros tras la inundación sufrida en 2017. Este túnel recuperará la conexión férrea con el puerto en la capital, que se perdió hace ya años.
La llegada de la empresa Boluda ha dado alas al desarrollo de la nueva terminal. La potente naviera necesitará del conjunto de la nueva terminal, tanto la que ya está pavimentada como la que está pendiente. A la vez, el crecimiento de Boluda en el puerto de Cádiz anima a ir planteando ya la ejecución de la última fase de la terminal, que tendrá un proceso lento de desarrollo. En su día no se ejecutó pendiente de afianzar lo ya construido. Una vez esté terminada este complejo portuario contará con una superficie de 45 hectáreas, que supera al suelo de la barriada de Astilleros en Cádiz, contando además con una línea de atraque de un kilómetro.
Todo ello, y un dragado en la canal de acceso, permitirá la llegada de los grandes portacontenedores del mundo.
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