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La plaza El Tío de la Tiza de Cádiz rejuvenece

Vista nocturna de la Plaza del Tío de la Tiza.

Vista nocturna de la Plaza del Tío de la Tiza. / Inma Maestre (Cádiz)

En 1979 en la Plaza El Tío de la Tiza, en el barrio de la Viña, Antonio Saborido abrió su primer bar, El pájaro pinto. El pasado martes, cuarenta y cinco años después, la familia Saborido Perales estrenaba temporada, establecimiento y ganas de ofrecer al público todo lo que Antonio y su mujer Loli Perales les inculcaron a sus cuatro hijos, Javier, Antonio, Jesús, e Iván.

Imagen del edificio y el bar Imagen del edificio y el bar

Imagen del edificio y el bar

Tanto Antonio como su mujer y sus hijos han trabajado duro para convertir el pequeño bar que tenían, sin perder las raíces auténticas que lo caracterizan, hasta convertirlo en un referente de la cocina local, lugar de peregrinación y culto de todo gaditano y turista que llega hasta el centro de la capital.

La taberna El Tío de la Tiza fue bautizada más tarde igual que la plaza por aclamación popular. Ese pequeño rinconcito que abrió Antonio, tan solo con un trozo de terraza y una pequeña cocina, sin salón, lo han convertido sus hijos en el sueño que una vez tuvo su padre y que solo pudo ver comenzar.

El pasado martes día 5, ese sueño se hizo realidad pero sin Antonio, ya fallecido. Sus hijos, un año más, abrieron las puertas de una de las terrazas más emblemáticas de la ciudad aunque con notables cambios.

Hace dos años comenzaron las obras de rehabilitación de la finca. El proyecto redactado por Vilches Arquitectos y Arturo Mozo y el resultado del establecimiento no puede ser más espectacular. El interior cuenta con tres salones. El de la planta baja alberga en primera instancia un gran cuadro de Cecilio Chaves. Una estampa que era habitual en la plaza: Antonio con su mujer Loli rodeados de mesas, sillas y carteles tan característicos de la plazoleta. La planta baja se refuerza con una pequeña barra para que los clientes puedan comer o tomarse algo mientras esperan una mesa en el exterior.

Pintura de Cecilio Chaves que adorna el salón de la planta baja. Pintura de Cecilio Chaves que adorna el salón de la planta baja.

Pintura de Cecilio Chaves que adorna el salón de la planta baja. / Inma Maestre (Cádiz)

Este salón está decorado con otra pintura de Cecilio en la que se puede apreciar la antigua puerta de entrada, ahora nueva, donde justo estaba la cocina y en la que están representados dos antiguos cocineros muy queridos por la familia, Agustín García González y Julio Ronquete Romero.

La familia quiso adornar el interior de la finca con recuerdos que ha atesorado durante todos estos años. Fotos con las distintas plantillas que ha tenido el establecimiento, la licencia de apertura del bar y de la terraza que, poco a poco, fue consiguiendo Antonio a lo largo de los años. También un agradecimiento de la antigua alcaldesa Teófila Martínez por adecentar y engrandecer la plaza. Y algunos detalles que todavía faltan como las míticas macetas que engalanan la plaza y las calles aledañas a la Plaza El Tío de la Tiza.

Entre las novedades, el local ofrece todas las comodidades, con ascensor y escaleras de servicio para la plantilla y otra para los clientes. La segunda planta es la estancia de mayor tamaño con una iluminación especial, muy acogedora, con unas magníficas vistas a la plaza, que durante la noche se ve especialmente deliciosa.

Y el tercer espacio ubicado en la tercera planta, más pequeño de cara al público -no en extensión-, es un reservado para el cliente que necesite algo más de intimidad o para reuniones de trabajo. El resto del salón lo adecentarán para uso del personal.

Salón de la primera planta. Salón de la primera planta.

Salón de la primera planta. / Inma Maestre (Cádiz)

Como dato curioso la plantilla la compondrán 12 trabajadores del barrio de La Viña. Explican los hermanos que al cerrar durante la temporada de invierno no podían contar todos los años con el mismo personal, ya que cada una de estas personas, después de la temporada veraniega, se buscaba la vida por otros establecimientos de la ciudad.

La familia Saborido Perales completa su gran sueño con la carta que tienen desde siempre y que tan bien les ha ido: cuajada de frutos del mar, caballas, doradas, lenguados, sardinas, las famosas tortillitas de camarones y lo que el día les ofrezca con esa calidad y el buen servicio de siempre.

El horario de la taberna, que no cerrará sus puertas excepto para disfrutar de un mes de vacaciones, es de lunes a domingo de 13:00 a 16:30 horas y desde las 20:00 hasta las 23:00 horas.

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