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La plaza de España de Cádiz abre con demasiadas tareas pendientes y algunas dudas

Paseando por el interior de la plaza tras retirarse ya las vallas de las obras.

Paseando por el interior de la plaza tras retirarse ya las vallas de las obras. / Miguel Gómez

Una visión global de la renovada plaza de España de Cádiz, donde ya se han eliminado las vallas de las obras por lo que se puede pasear sin problemas por todo el recinto, lleva al engaño a la hora de hacer un análisis crítico a una de las grandes obras del actual gobierno local, y un referente de la necesaria peatonalización del casco antiguo.

Asumiendo que aún quedan detalles por terminar, está claro que si se quitan las vallas que han impedido el paso por la plaza desde hace más de un año es porque se considera que el proyecto ya está listo en su mayor parte y se puede visitar. Y desde esta óptica un recorrido por la que es la mayor plaza pública de la ciudad provoca una valoración dispar según la parte de la misma que se pise.

Porque al final del proyecto han quedado dos plazas: una es el interior de la misma, que mantiene el aspecto y el deterioro del recinto que ya conocíamos hace un año; otra es todo lo que la rodea, donde sí se ha producido una renovación espectacular que refleja la importancia de esta actuación urbanística.

El acceso a la plaza, ya sea desde la Diputación como desde San Carlos o Argüelles, nos aporta una imagen desconocida de un espacio público desaprovechado. La plaza, desde que se urbanizó hace un siglo, siempre ha estado rodeada por coches, cuyo número ha ido en aumento a la que vez que transcurrían los años.

Esa trinchera provocada por decenas de vehículos estacionados, dejando una acera estrecha en parte de la plaza, o de decenas de motos tapando la fachada principal de la vieja Aduana, hoy el Palacio de la Diputación, ha desaparecido por fin.

Ya es, para el canon gaditano, un inmenso espacio urbano limpio, bien urbanizado, con nuevo arbolado. El frente de la Diputación queda abierto a las miradas, al igual que la acera vecina a la Casa de las Cinco Torres y la conexión con la de las Cuatro Torres en Argüelles.

Un espacio que invita al paseo y, también, invita a la organización, pública o privada, de eventos de ocio y de cultura, que deberían de ser esenciales a partir de ahora en la plaza de España.

La plaza recupera su paseo exterior sin coches. La plaza recupera su paseo exterior sin coches.

La plaza recupera su paseo exterior sin coches. / Miguel Gómez

La plaza se rodea con gusto, sin el daño del vehículo aparcado o circulando, con todo lo que ello supone de suciedad ambiental y sonora. Permite correr libremente a los pequeños. Solo cabe esperar civismo de los propietarios de canes para que la zona no se llene de los orines y defecaciones de sus mascotas.

En el diseño exterior, cuyo firme no ha apostado por una renovación respecto a otras zonas peatonales de la ciudad, se mantienen adoquines y losas ya muy vistas. Tal vez hubiera sido interesante apostar por nuevos materiales más de acorde con un entorno tan histórico.

Lo que más chirría de este paseo exterior son los bancos para el descanso ciudadano. El gasto y el gusto han sido aquí mínimo, optando por un mobiliario idéntico al que existe en la principal avenida de Puerta Tierra.

Cercano a los colegios Celestino Mutis y Carmelitas se ha habilitado una zona de juegos infantiles. Teniendo en cuenta que antes no existía siempre es un avance, aunque bien se podría haber ampliado en un tramo de la plaza donde prima el espacio abierto, sin jardines.

Está también pendiente la instalación, por parte de Aguas de Cádiz, de una fuente seca en una de las esquinas de la Diputación, hasta hace unos meses ocupada por el tráfico rodado. Si se plantea tal y como se ha previsto, será un aliciente más para este recinto.

El frente del monumento a la Constitución de 1812, el gran referente de la plaza de España, mantiene el diseño pasado, muy acertado, que crea un pasillo hasta la plaza de la Hispanidad con monolitos donde están grabado los diputados del Doce. Y de allí se llega a la zona de los estacionamientos del transporte urbano que también ha experimentado un positivo y necesario lavado de cara.

Rodeada la plaza, el acceso a su interior es como retroceder en el tiempo. Se esperaba que el proyecto de reforma y renovación de la plaza de España iba a afectar a todo su conjunto. Que a la vez que se recuperaba para la ciudadanía toda su ronda exterior se iba a actuar en el paseo interior, muy deteriorado por el paso del tiempo y un más que limitado mantenimiento.

Pero recorrer esta superficie, ya libre de vallas, provoca cuando menos sorpresa. Tampoco ayuda la lluvia intensa de estos días, llevando el paseo de grandes charcos debido a un firme en mal estado.

Por una parte está el mobiliario urbano: se mantienen los viejos bancos de madera, persisten papeleras llenas de pintadas y, lo que destaca más, farolas muy necesitadas de una, o dos, manos de pintura.

Si todo anima al paseo exterior, la zona interior supone un peligro para personas ya con varios quinquenios encima. Y mucho menos anima al juego para los pequeños.

La pérdida del albero es grave en determinados tramos, similar al parque arqueológico de Varela. Hay, además, adoquines y bordillos levantados.

Los jardines siguen sin estar totalmente preparados. Los que ya existían antes de las obras están en un relativo buen estado, aunque falta césped en algunos de ellos, especialmente si el Ayuntamiento mantiene su compromiso para que puedan ser utilizados por la ciudadanía (se han eliminado las vallas de protección).

Sin embargo, aún no se ha actuado en los dos grandes parterres en el frente de la muralla. Si se quiere que los vecinos puedan sentarse o pasear por el césped se debería de haber habilitado zonas de fácil paso, pues los adoquines sin duda dificultan el cruce a quienes tengan problemas de movilidad

Igualmente están abandonadas las viejas fuentes, especialmente la ubicada en las cercanías de la Diputación, que ofrece un estado lamentable.

La plaza, como buena parte del casco, necesita también paneles que trasladen al visitante la relevancia del recinto y de los edificios que lo rodean.

Un proyecto necesario

Todos estos defectos no deben ocultar, en todo caso, la relevancia de la reurbanización de la plaza de España. Ya solo su ronda, la eliminación del tráfico, la ampliación del arbolado, la creación de espacios abiertos para posibles y necesarios eventos ciudadanos, vale la pena.

Cabe esperar que todos los defectos que se localizan en la “vieja” plaza de España no se dejen pasar y acaben afectando al potencial que puede y debe tener este conjunto urbano.

Hay que tener en cuenta que este proyecto es uno de los referentes en el proceso de peatonalización del casco antiguo y que solo funcionará si el recinto está en condiciones, como pasó en su día con el PSOE y la plaza de la Catedral y el PP y la plaza de San Juan de Dios.

Y más: el buen funcionamiento peatonal de la plaza de España deberá ayudar a agilizar el gran proyecto pendiente de la reurbanización del paseo de Canalejas.

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