I festival aéreo de Cádiz

Estaba la playa igual que un aeropuerto...

  • El primer despegue de un avión en la playa Victoria se produjo el 6 de octubre de 1912, dentro de los festejos del centenario de la Constitución, pero el viento obligó al piloto a aterrizar en Cortadura

La ciudad de Cádiz celebra este fin de semana el Festival Aéreo, en el que participarán diversas aeronaves y paracaidistas ejecutando sus ejercicios acrobáticos, un tipo de espectáculo que tradicionalmente ha congregado siempre a miles de gaditanos, que han acudido a la cita para presenciarlos.

Dentro de los festejos del Centenario de la Constitución, el 6 de octubre de 1912, tuvo lugar el primer despegue de un avión en Cádiz. Ese día un enorme contingente de público se trasladó a Puerta Tierra, aprovechando cuantos medios de locomoción se hallaron a mano, llenando todos los tranvías, carruajes y jardineras de Cádiz. Miles de personas también llegaron al Balneario a pie, esa circunstancia prestaba mayor colorido al evento. A las tres de la tarde, hora de empezar el espectáculo, todo Cádiz se había trasladado a la playa. Entre los invitados estaba el ministro de Instrucción Pública que se desplazó al Balneario en el automóvil de Abárzuza.

En la playa se habían colocado numerosas sillas, que fueron ocupadas en su totalidad; en la terraza del Balneario se improvisaron gradas para tres filas de sillones, y cerca de la baranda, pequeños palcos ocupados por distinguidas familias de la capital. El joven aviador Benito Loygorri, de 27 años, primer español con título de piloto, se trasladó con su biplano Lommer hasta el borde del agua. A las cuatro y cuarto de la tarde el avión se deslizó en dirección a Torregorda. Recorrió sobre sus ruedas unos 50 metros y luego se elevó unos 20 aterrizando frente a la playa de Cortadura. En aquel sitio viró en el suelo y se elevó nuevamente a menos altura que la vez anterior aterrizando enseguida. Loygorri comentó al Diario que "estaba animado y con los mejores deseos para complacer y no defraudar la expectación del público", pero el viento reinante le exponía a un grave accidente.

Tras este primer intento en el que el piloto no logró su objetivo, al año siguiente, la playa volvió a convertirse en improvisado campo de aviación. El 13 de agosto 1913, el aviador francés Garnier, que había estado haciendo exhibiciones en varios puntos de España, trajo el avión desmontado en un vagón de ferrocarril hasta la Segunda Aguada y desde allí fue llevado por sus mecánicos hasta el Balneario Victoria. El Ayuntamiento colocó unas tribunas para presenciar los vuelos y en las crónicas de este Diario se recoge que los tranvías acudieron a la playa llevando a infinidad de personas. Una banda de música amenizaba la jornada. Tras cuatrocientos metros rodando, el aparato se eleva y emprende viaje a Cádiz alcanzando una altura de 600 metros. El avión de Garnier voló majestuoso sobre el cielo de Cádiz. Muchos vecinos ocupaban las azoteas y saludaban al piloto con pañuelos. Hizo unas piruetas, y tras varias pasadas tomó tierra, el público rompió el cordón de guardias y se acercó a felicitar al aviador.

Garnier también ofreció la oportunidad de volar en su aparato a varios vecinos de Cádiz. Cuenta este periódico que se atrevieron a ello, Juan Biondi, Joaquín Fernández Repeto, Alejandro Ivison y el torero Luis Mazzantini, que estaba pasando temporada en nuestra ciudad.

En los años veinte y treinta, lo habitual en nuestra ciudad era la presencia de hidroaviones. La construcción de estos aparatos se realizaba en la factoría de Construcciones Aeronáuticas en Puntales.

En la Velada de 1920, cuando la exhibición aérea que ofreció el intrépido aviador Bayo, decían las crónicas, que realizó vuelos sobre Cádiz y aterrizó en la playa Victoria "con su magnífico aparato recientemente adquirido y que gobierna con maestría". En la playa se había colocado una enorme T con tiras de tela y una gran humareda a modo de señal. El aparato con el que voló era un Cantron, tipo francés, con un motor Le Rhone 80 HP con cabina para dos pasajeros. En los diversos vuelos que realizó, el piloto llevó como pasajeros a los gaditanos Antonio Millán, José Rivera, Miguel González Arroyo, Carlos Derqui, Federico Joly y Diez de la Lama y Cayetano Mejías.

En los años treinta, el gaditano Rodolfo Bay realizaba sobre la playas numerosos vuelos con una moderna avioneta, teniendo la oportunidad muchos aficionados de observar la ciudad a vista de pájaro. Años más tarde, Bay fundó la compañía Spantax, de vuelos charter.

En enero de 1934 se celebró la primera Fiesta de Aviación del Aeroclub de Cádiz, llegando tres aviones desde Sevilla, uno de ellos pilotados por el capitán de aviación Carlos Haya. El público esperaba con impaciencia la llegada del autogiro tipo 'Cierva', que no se vio por el fuerte viento. Destacaron las maniobras de Fernando Flores, "realizando preciosos ejercicios de acrobacia: hizo el 'copín', caída en barrena, 'resbalarse' de costado, detener el motor y otros tan arriesgados como elegante", señaló este Diario.

En agosto de 1958, en la celebración del Trofeo Carranza, hubo una exhibición aérea de la Cuadrilla de reactores de caza. En los años 80 sobrevolaron también las playas gaditanas con sus acrobacias las Cuadrillas Martini y Rothmans.

Mañana todos volveremos a mirar al cielo.

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