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A pesar de quedarse fuera proyectos referentes para la celebración, los fastos del Bicentenario trajeron grandes imágenes. Desde la preparación de la ciudad (como la reforma integral de la plaza de San Juan de Dios), como las fiestas en la calle, las exposiciones de referencia o la presencia, especialmente notable, de la Familia Real. Todo, para terminar con la Cumbre Iberoamericana.
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