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Ignacio F. Garmendia
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El paso subterráneo bajo la vía del tren que se está construyendo en la avenida de Marconi lleva camino de convertirse en unas obras eternas. Tras numerosísimas vicisitudes desde febrero de 1988, cuando fue anunciada su construcción, las obras pueden ahora demorarse por problemas económicos y la falta de acuerdos entre Ayuntamiento y Renfe sobre los momentos del día más oportunos para trabajar.
Mientras tanto, los vecinos de la cercana plaza de Santo Tomás han mostrado su contrariedad por la lentitud con la que se está acometiendo este proyecto que está perjudicando a los comerciantes de la zona, algunos de los cuales han tenido que cerrar sus puertas.
El Ayuntamiento niega que exista retraso en los pagos a la empresa constructora, aunque admite discrepancias en el horario de realización de los trabajos.
No obstante, aun se confía en que el túnel pueda quedar abierto antes de fin de año.
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