Fútbol El Cádiz CF, muy atento a una posible permanencia administrativa

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El corazón de la ciudad de Cádiz sigue latiendo con salud

  • El casco antiguo se ha dejado la mitad de vecinos en 80 años, pero mantiene una densidad disparada

Una vista aérea del casco antiguo en una imagen de archivo.

Una vista aérea del casco antiguo en una imagen de archivo. / Julio González

Si decimos que el casco antiguo de Cádiz tenía en 2020 (último dato oficial existente) menos población que en 1700, o que en ochenta años ha perdido casi la mitad de sus vecinos, nos podíamos preocupar y pensar en su decadencia, como pasa en los centros históricos de muchas capitales y grandes ciudades, el ejemplo más cercano lo tenemos en Jerez.

Sin embargo, los 34.872 vecinos que hace un año estaban empadronados en alguno de los barrios de intramuros son muchos teniendo en cuenta que habitan sobre un espacio residencial que apenas supera el kilómetro cuadrado de superficie, alcanzando de esta forma una densidad de población similar a las grandes ciudades asiáticas.

La operación que puso en marcha la Junta de Andalucía en 1999, y la que desde años antes venían emprendiendo con menos medios los gobiernos municipales, actuaron de lleno sobre un casco urbano extremadamente degradado, donde persistían cientos de infraviviendas y donde aún varias familias residían en una misma casa.

Esta operación, decaída tras la crisis económica de 2008 y que ahora se intenta recuperar aunque con fondos muy escasos, eliminó casi totalmente la infravivienda y mejoró de forma radical la calidad habitacional de los vecinos del casco.

El plan, que globalmente superó los 200 millones de euros de inversión pública, no evitó la salida de población del casco, pero sí ralentizó la marcha de vecinos. Así, se pasó de los 44.000 residentes en 1999 a los 34.872 que vivían el año pasado. La quiebra hubiese sido muy superior si tras 1999 se hubieran mantenido en pie esas viviendas degradas y tercermundista, provocando la huida a otras poblaciones de la Bahía de sus residentes.

Ha sido donde la rehabilitación avanzó con más vigor donde la población ha bajado menos, como en el Pópulo, con una pérdida de habitantes que ronda el 15%. Frente a ello, en La Viña, con fincas aún por rehabilitar, la población en dos décadas ha descendido un 36%. Es también el barrio viñero donde hay un porcentaje mayor de vecinos por encima de los 65 años, cerca del 30%, mientras que el Pópulo baja esta cifra a menos del 20%, sin duda ayudado por la llegada de familias más jóvenes gracias al Plan Urban.

Si alguien aún cree que el casco antiguo está en plena decadencia por culpa de un despoblamiento acusado, conviene recordar datos de un estudio que sobre la población de la zona encargó en 1967 y 1968 el entonces obispo de la Diócesis, Antonio Añoveros.

Utilizando a los miembros de las distintas iglesias y parroquias para recabar datos, el informe concluía que el casco antiguo estaba habitado por 27.349 familias. De ellas, 3.150 malvivían en una única habitación; 6.135 viviendas utilizaban en cada edificio un aseo comunitario, al igual que en muchos de ellos funcionaban vetustas cocinas para todos.

Tenían ventilación deficiente 5.460 familias y en 5.201 casos la vivienda apenas tenía luz natural.

Con todo ello se calculaba que, en pleno final de la década de los sesenta, cuando la España de Franco vivía en pleno boom económico, 15.800 gaditanos vivían en condiciones infrahumanas en el casco antiguo de la ciudad.

Entonces nada se hizo. Hubo que esperar a la llegada de la democracia.

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