La polémica de Valcárcel

La condena de Ciencias de la Educación

  • La Facultad de la UCA es un edificio anticuado, lleno de deficiencias e incapaz de acoger a las 3.200 personas, entre docentes, investigadores y alumnos, que sufren cada día sus instalaciones

Alumnos corren para no perder el autobús en el cambio de turno

Alumnos corren para no perder el autobús en el cambio de turno / Lourdes de Vicente

Las once y media de la mañana es una hora clave en la Facultad de Ciencias de Educación de la universidad de Cádiz. Se cruzan coches con la L de novato en un atestado aparcamiento donde es un milagro encontrar un hueco y estudiantes que salen de estampida no vayan a ser que pierdan el autobús porque eso les obligaría a esperar media hora en la parada. Y es que a las once y media se realiza el cambio de turno. Los horarios se han distribuido entre las ocho y media y las once y media para primero y tercero y de once y media a dos y media para segundo y cuarto. El motivo es simple. Esta Facultad, por la que cada día pasan entre profesores, investigadores alumnos de Grado y alumnos de máster, unas 3.200 personas, cuenta con menos de cuarenta aulas, pero de ellas sólo 27 son aulas convencionales. No hay aulas para todos. “Si como nos pasó hace poco se va la luz de tres aulas, porque la instalación eléctrica está como está, no tenemos modo de reubicar a los alumnos. Otras veces hemos tenido que pedir aulas a otras facultades en el aulario”, comenta un profesor.Este es sólo uno de los problemas, y no necesariamente el más grave, de la Facultad que con sorpresa escuchó la semana pasada de boca del consejero de Universidades, Rogelio Velasco, en el acto de celebración del 40 aniversario de la UCA, que la Junta no apoyaría ni, por supuesto, financiaría, el traslado de Educación a Valcárcel. No es que nadie pensara en la Facultad que este traslado fuera a ser algo rápido, pero por lo menos acababa con la provisionalidad y el parcheo de este viejo y deteriorado edificio en el Campus de Puerto Real.

El prestigio docente e investigador de la Facultad de Ciencias de Educación de la Universidad de Cádiz, situada en el rango 401+ para Time Higher Education Ranking, lo que para el mundo universitario español es un puesto más que meritorio, no se corresponde con su envoltorio. El suelo de terrazo y su arquitectura sombría delata un lugar viejo, cutre incluso. Arturo, veterano conserje con 25 años en el centro, recuerda una anécdota que explica la desidida con la que se ha tratado a esta Facultad. “Yo tenía mi puesto en Algeciras y salió la posibilidad de venirme a Cádiz porque había plaza en Medicina y Magisterio. Yo me incliné por Magisterio porque me gustaba más y porque tenía mejor ubicación para mí. Entonces me advirtieron: ‘pues ten cuidado porque Magisterio se lo llevan a Cádiz’. ¡Hace de eso un cuarto de siglo!”.

El edificio de Ciencias de Educación fue el segundo en levantarse en lo que hoy es el campus de Puerto Real, poco después del edificio de Ciencias, hoy ampliado y totalmente reformado, al punto de ser la carta de presentación de la modernidad de la UCA. A su lado, porque está prácticamente al lado, Educación parece la hermanita pobre. Se construyó a mediados de los años 80 como una escuela de Magisterio, no como una Facultad, sobre una laguna, lo que explica las filtraciones y humedades que hoy se han hecho crónicas en el inmueble. Cada cierto tiempo hay que pintar y aplanar paredes que se abomban. Otros problemas ya no tienen solución, como uno de los lavabos de la planta baja, que se ha clausurado definitivamente por insalubre. Lo abrimos y, efectivamente, de allí sale un potentísimo olor a cloaca que proviene de viejas tuberías. Los lavabos de la cafetería todavía están abiertos algunos días. Dependiendo de cómo se dé el día. Hoy (jueves, día de esta visita), por ejemplo, están cerrados y eso que esta cafetería es una de las de mayor éxito de todo el campus y por aquí pasan cada día cientos y cientos de estudiantes.

La última gran obra en el centro data de mediados de los 90, cuando se invirtió para transformar la Escuela en Facultad. No fue una obra integral, pero se le lavó algo la cara al edificio. Desde entonces Educación se ha sustentado a base de parches. Algunos de esos parches son muy evidentes, como la pintura que inútilmente intenta tapar las numerosas grietas que serpentean por las paredes de aulas y laboratorios. “Pintamos porque aquí tenemos a muchos erasmus y nos da un poco de vergüenza la impresión que se van a llevar de la Facultad”, explican los profesores.

Esos erasmus conocerán de primera mano el tiempo cálido del sur si en mayo les toca en una de las aulas en las que pega el sol. Hay numerosas aulas, las más antiguas, que aún conservan las viejas tarimas -y su aspecto es, realmente, de ser muy viejas- en las que los profesores se elevaban sobre la concurrencia, que carecen de calefacción o aire acondicionado.

El decano en funciones, Gabriel García de la Torre, que ha sustituido a Manuel Gómez Sedeño, que dejó el puesto para pasar a ser vicerrector con el equipo de Francisco Piniella, expone lo acordado en la última junta de la Facultad: “Nos ratificamos en nuestro apoyo al equipo rectoral, como hicimos con el anterior equipo, para que haga las gestiones necesarias que hagan realidad el proyecto de Valcárcel. A día de hoy, no tenemos otra alternativa que no sea Valcárcel porque este edificio cada vez se encuentra en peores condiciones tanto para la docencia como para la investigación”.Y es que hay elementos verdaderamente chocantes. Ciencias de Educación alberga grados en Educación Infantil, Primaria, Psicología… y Deportes. La Facultad en la que se imparte el grado relacionado con el deporte tiene unas instalaciones deportivas que es difícil calificar como tal. Se trata de dos campos de cemento en el que las rayas están desdibujadas. Pudieron ser campos de baloncesto, balonmano o fútbol sala, pero no tienen ni canastas ni porterías. Los vallados de uno de ellos están oxidados y los bancos exteriores se han arreglado como se han podido porque de ellos salían hasta los hierros. En el momento de nuestra visita los alumnos hacen ejercicios en las escaleras mordidas que los rodean. Pese a ello, la producción científica de Actividad Física del Deporte, es, milagrosamente, alta y reconocida. “Observad el estado deplorable”, nos indica una de las profesoras de este grado mientras los alumnos siguen saltando en entorno tan poco deportivo.

Algo parecido ocurre con otras disciplinas, como son las aulas de música, que no están insonorizadas, por lo que canciones, percusión, voces se cuelan en las estancias vecinas.

Sacar adelante esta Facultad es sólo posible gracias al material humano. La producción científica es notable, publican en algunas de las revistas más prestigiosas y el laboratorio de Neuropsicología y Psicología Experimental, cuya gran grieta ha sido tapada con un armario, es una referencia en su campo. Además de los grados, es la Facultad que cuenta con el mayor máster de toda la UCA, el de Enseñanza Secundaria, que cuenta con 234 alumnos. La prueba de su buena reputación es que tiene demanda de alumnos de varios países y en el último curso se quedaron fuera 585 solicitantes. Otros máster de comprobada rentabilidad son Psicología General Sanitaria, Investigación Educativa o Actividad Física y salud. De la Escuela de Magisterio que fue, Ciencias de la Educación ha evolucionado a una notable fuente de trabajos de investigación y de personal altamente cualificado… atrapado en poco más de lo que fue la Escuela de Magisterio.

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