El Castillo de San Sebastián ya no da vergüenza a Cádiz

La fortificación de San Sebastián ofrece al visitante, por fin, un aspecto bien cuidado

Pendiente de nuevas actuaciones en materia de rehabilitación, podrían aprovecharse mejor las salas de casamatas

Los gaditanos 'toman' por fin su Castillo de San Sebastián

El arco, rehabilitado, que une el Castillo con la Avanzada. / Jesús Marín

Ya se sabe, o por lo menos se debería saber, que la red de fortificaciones de las que aún disfruta Cádiz salvadas de destrozos de décadas pasadas, es un tesoro que la ciudad aún no ha sabido aprovechar en todo su potencial. Ni para sus vecinos ni para sus visitantes.

La llegada de la democracia permitió, previo paso por caja en favor del Ministerio de Defensa de turno, recuperar para Cádiz castillos y baluartes.

Todas piezas únicas a las que había que dar un uso civil que enriqueciese la ciudad. Y afrontar el elevado coste del mantenimiento de todos estos equipamientos, con varios siglos a cuesta y con el problema añadido de ser todos vecinos del mar.

El Castillo de Santa Catalina, los baluartes de los Mártires y de Capuchinos funcionan a pleno rendimiento, con los achaques propios de la edad. El frente de la Puerta de Tierra sigue siendo un querer y no poder, con equipamientos culturales en uso (el último la recuperación en su primera fase del Torreón), pero necesitado cada vez con más urgencia de un proyecto de recuperación integral de este conjunto.

Aquí hay que cortar de raíz la degradación de buena parte de esta fortificación, con piedras caídas o apenas estables que afectan en muchos casos al interior de sus bóvedas. Y con fosos descuidados con lo que ello supone de imagen de abandonado de este Monumento Nacional.

Dejando a un lado el Fuerte de la Cortadura, en manos municipales pero sin poder ser visitado, queda siempre pendiendo el otro gran tesoro de nuestras fortificaciones: el Castillo de San Sebastián.

La historia, como la de todos los edificios y proyectos que aguardan décadas en esta ciudad para ser una realidad, es ya conocida por todos.

Sin dejar de ser propiedad del Estado, que aún lo es, la Junta proyectó la conversión de este Castillo en el epicentro de los fastos del Doce. Lo previsto quedó listo a menos de la mitad. El entonces gobierno socialista de la Junta salió por patas dejando todo a medio ejecutar. Entonces, Ayuntamiento y Estado acordaron inversiones anuales para ir ejecutando obras de consolidación. Así fue hasta el cambio municipal de gobierno en 2015, cuando en San Juan de Dios se cerró el grifo.

Tras ocho años de cierre y, con ello, de incremento de la degradación de esta fortificación, el espíritu de colaboración del Ayuntamiento de Bruno García y de la Subdelegación de Blanca Flores, ha permitido dar un importante vuelco a la situación del castillo de San Sebastián.

Además de que se puede acceder al castillo, imposible durante casi una década, la visita ya no avergüenza a la ciudad. Todo el recinto recuperado se presenta bien cuidado y limpio. Hay amplia información sobre lo que se va a ver cuando se accede al recinto, aunque ayudaría repetir esta información (con elemento gráfico como antiguas fotografías) cuando ya se visita la zona de la Avanzada.

Obras aún pendientes

El histórico castillo, donde se inicia la visita, es cierto que aún necesita importantes obras de mantenimiento, que permitan la apertura de todo el conjunto a los visitantes. Queda por ver si la buena colaboración entre ambas administraciones permite activar pronto estas obras. El alcalde ya ha trasladado a la administración central la necesidad de seguir trabajando en la puesta en uso de todo el castillo.

Sí cabría adelantar la reapertura de las salas de exposiciones, en el interior de las casamatas (que se rehabilitaron de cada al Bicentenario). No hace muchos años su estado de conservación era aceptable, por lo que su recuperación no debería de ser costosa. Con ello se ampliaría los puntos de interés del Castillo para los visitantes.

El Ayuntamiento bien podría recuperar, como exposiciones permanentes en estas salas, dos de las que se han podido disfrutar durante semanas en la ciudad, en Santa Catalina y en la Casa de Iberoamérica, con una peculiar visión de la ciudad.

Por una parte, ‘Cádiz 360º’ de Cecilio Chaves, y por otra ‘Cádiz 1812. La ciudad ilustrada’ de Arturo Redondo. Ambas muestran una imagen de la ciudad innovadora y con un alto valor artístico. Serían un complemento de relevancia para reabrir las salas de exposiciones de las casamatas a corto plazo.

El recinto necesita, también, servicios complementarios como una cafetería. Teniendo en cuenta que en la reforma de las casamatas se habilitó un espacio para la hostelería, se podría también aprovechar la reapertura de las salas de exposiciones para poner en uso esta zona de descanso.

Más allá, el Estado, propietario directo del Castillo, por lo menos hasta que no se concluya el proceso administrativo de cesión de su propiedad al Ayuntamiento, bien podría aportar los fondos para su arreglo denegados durante las últimas décadas.

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