Cuando Bruno García se puso muy muy serio
EL PASEANTE
Una vez la huelga de autobuses se complicó, el alcalde ejerció una seria presión sobre la empresa para que se sentase a negociar. Ahora el comité vuelve a apoyarse en Bruno García para recuperar el diálogo
Huelga de autobuses en Cádiz: la paciencia de los usuarios tiene un límite
BRUNO García llegó a la Alcaldía de Cádiz con un talante dialogante alejado de la crispación política y social. Así se manejó en los primeros meses, hasta el punto que había en el PP, su partido, quienes lamentaban la falta de más mordiente del nuevo alcalde a la hora de referirse a sus oponentes. También lamentaban la ausencia de mayor picardía a la hora de utilizar los errores y ausencias, numerosos ambos, de la etapa de predecesor, José María González Kichi, como defensa política de su nueva gestión.
Con el tiempo, y ante la actitud combativa de la oposición, Bruno García fue incrementando el tono de sus intervenciones, aun mesuradas, sin pasarme, al responder a estos ataques.
Con todo, no ha sido hasta la huelga del transporte urbano en Cádiz, cuando Bruno García ha dejado en casa su talante tranquilo para mostrar su enfado, con los decibelios al alza, a medida que el conflicto laboral se comía los días y provocaba todas las jornadas un caos en la ciudad, que cuando se elabora esta crónica aún se mantiene en tensión.
El pasado martes, el alcalde hacía un llamamiento público a la empresa concesionaria del servicio de cara a “entender las reivindicaciones de los trabajadores”, asumiendo que se había llegado a una “situación insostenible” y considerando que “la empresa debería ser más receptiva”.
Llamada al orden a la empresa de Tranvías
Lo cierto es que entonces Bruno García ya había dado pasos, fuera de los medios, para exigir a la empresa de transportes mayor receptividad en sus reuniones con el comité de empresa.
El alcalde montó un equipo con los concejales José Manuel Verdulla y José Manuel Teruel. El primero se encargó de la empresa y el segundo de los trabajadores.
Sin embargo, el conflicto siguió adelante. El caos ciudadano era evidente no solo por la limitación de autobuses en servicio sino por la manifestación diaria de la plantilla, con el lógico trastoque del tráfico en media ciudad.
Teniendo claro que las posturas entre las dos partes estaban tan distanciadas, imposibilitando un acuerdo con cierta agilidad, Bruno García guardó en el cajón de su mesa de trabajo su proverbial tono tranquilo y mesurado y comenzó a trasladar a la empresa que debía de cambiar de postura.
Por lo pronto, en San Juan de Dios no gustaba la postura de la compañía de no reanudar la negociación sin que se desconvocará antes la huelga.
Desde ese minuto, el alcalde mantuvo un contacto constante con el comité, que siempre quiso que fuera personal con él, a la vez que intensificaba sus llamadas a la dirección de la empresa de autobuses, incrementando la presión a medida que pasaban los días.
El alcalde apeló a la responsabilidad con la propia ciudad. Soportamos un conflicto laboral en pleno mes de julio, con miles de turistas y con miles de veraneantes que utilizan el autobús de forma más intensa que en el resto del año.
La situación se encrespa en el conflicto de autobuses
El último peldaño en este diálogo Ayuntamiento-empresa lo subió el alcalde cuando a principios de esta semana ya dijo públicamente lo que había dicho por activa y pasiva a la compañía en privado: que había que ser más receptivo con los intereses de los trabajadores y entender sus reivindicaciones.
Este llamamiento ya público, unido a más de una conversación telefónica tensa con los directivos de Tranvías facilitaron una negociación de última hora, de muchas horas, que concluyó por fin con un preacuerdo.
Todo parecía que iba solucionarse cuando, para sorpresa de la mayoría de los implicados en esta negociación y del mismo alcalde, las dos asambleas de los trabajadores que debían ratificar el convenio negociado rechazaron con contundencia el texto del mismo.
Las espadas volvían a estar en alto. Bruno García que confiaba en normalizar ya la vida ciudadana, y más en un verano como este con un intenso y extenso programa de actividades ciudadanas (con lo que ello supone de movimiento de gente) también se vio sorprendido por esta decisión masiva de la plantilla, sobre un acuerdo que había aprobado la mayoría del comité de empresa.
Así que, dos semanas después del inicio del conflicto, vuelta a empezar. Este jueves el alcalde volvía a hacer un llamamiento a las dos partes: diálogo y diálogo, mientras que los trabajadores volvían a apoyarse en la persona de su alcalde para que volviese a presionar ante la empresa para reiniciar las conversaciones.
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