Cádiz

"Con lo bonito que tenía mi piso"

  • Francisca Martínez Sánchez lamenta la humedad en los techos de su vivienda de la calle San Félix que acabó con la intervención de los bomberos y el apuntalamiento de un techo

"Uy, la que se ha formado con esto. Pase usted y véalo". Francisca Martínez Sánchez abre las puertas de su casa de San Félix, 7, donde los bomberos tuvieron que intervenir el lunes para apuntalar una viga que tenía riesgo de caída. Los dos puntales aparecían en el corredor de la casa que da acceso a las distintas dependencias de una vivienda que eran varios partiditos antiguamente.

"Usted no sabe cómo estaba mi casa de preciosa" inquiere la inquilina de esta vivienda mientras señala el techo del corredor con un boquete tras haberse caído un trozo de escayola y la viga apuntalada en mal estado. Todo lo que queda de techo se encuentra afectado por la humedad y aparece lleno de bultos. Francisca Martínez se refiere a un bajante que atraviesa parte de la casa como el principal problema que le causa humedad. En uno de los cuartos se puede ver un cuadro de interruptores separado de la pared "porque se nos mojaba".

No es la primera vez que los puntales llegan a su casa. Hace años, aunque no es capaz de concretar la fecha, tuvo todo lo que es el salón lleno de puntales . En ese mismo habitáculo, también se puede ver un techo mojado y con numerosos pinchazos para que no se quede el agua acumulada.

La Delegación de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz tiene abierto un expediente merced a una inspección técnica de viviendas. En estos momentos se está incoando el expediente sancionador por la desatención de obras de seguridad en la finca debido a la ITE que se hizo. El acuerdo de iniciar este paso se dio el pasado 15 de marzo, es decir, tan sólo dos semanas antes de que se produjera la intervención de los bomberos en la vivienda.

De hecho, Francisca Martínez recuerda a un técnico del Ayuntamiento que estuvo inspeccionando la finca y dijo claramente que "esto hay que arreglarlo".

Anteriormente, en abril de 2004 hubo otra inspección, pero en aquel momento el informe municipal no detectó ningún tipo de anomalía que ahora sí han aparecido casi una década después.

Se da la circunstancia, y así ocurre en muchas fincas del casco histórico, que los inquilinos no le ponen cara a sus propietarios, por lo menos a estos últimos. "Yo sólo sé que hasta hace poco tenía que pagar en los Ortega el recibo y ahora ya no. Los propietarios son varios socios catalanes". Y antes de ellos hasta dos dueños distintos desde que en el año 1975 se instalara allí junto a su familia. En la actualidad vive con un hijo y con un nieto, pero ninguno de los dos se encontraban allí en el momento en el que el techo de escayola se desprendió. En esa época pagaba 764 pesetas aunque por un espacio inferior al que ahora tiene. Ahora paga 237 euros por este bajo sin salida al exterior.

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