La bella crudeza de las islas de Aran
en el borde
Robert Flaherty retrató la desoladora vida de las gentes de estas islas en El hombre de Aran, la película documental que daría fama al pequeño archipiélago en 1934. En el museo local de Inis Mór, la mayor de las islas de Aran, se nos explica cómo navegaban en los curragh, las frágiles embarcaciones en las que se hacían a alta mar; cómo cultivaban patatas entre capas de piedras y algas; el origen de sus famosos jerseys de lana o los monumentos funerarios a los marineros desaparecidos, que se colocan siempre mirando al mar. En Inis Mór se encuentra también el Dun Aengus: un fuerte neolítico construido justo al borde del mar que se piensa se utilizaba como lugar destinado a sacrificios.
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