El futuro de Valcárcel

Una barrera contra la luz

  • Vecinos de José Celestino Mutis, detrás de Valcárcel, temen el impacto del nuevo edificio de Ciencias de la Educación en sus vidas diarias

Federico Portillo contempla desde la ventana de su dormitorio la parte trasera del edificio de Valcárcel.

Federico Portillo contempla desde la ventana de su dormitorio la parte trasera del edificio de Valcárcel. / Lourdes de Vicente

Detrás del edificio de Válcarcel dicen hay un barrio que espera como agua de mayo la nueva Facultad de Ciencias de la Educación. Ya se sabe, los recursos económicos y la vida que llevarían a La Viña varios miles de personas entre estudiantes, profesores y trabajadores del centro universitario. Pero justo detrás de lo que se proyecta hay vecinos que no las tienen todas consigo. Es más, se están organizando para advertir que los nuevos equipamientos que se quieren construir detrás del histórico edificio van a suponer un negativo impacto para sus vidas diarias. Son los vecinos de la calle José Celestino Mutis.

La inquietud ha nacido en la finca número 8. Uno de sus inquilinos, Federico Portillo, que vive en un tercer piso, destaca que “a siete bloques de viviendas les van poner una barrera que va a reducir notablemente el espacio y la luz de los que sus vecinos disfrutan, con la consiguiente pérdida de la calidad de vida, especialmente los que ocupan pisos inferiores”. Según Portillo, el edificio trasero de la futura Facultad de Ciencias de la Educación cogerá casi la calle entera y ocupará lo que ahora ocupan antiguos talleres y la trasera de la anterior sede de la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones. “Compré este piso por la luz, pero visto el proyecto estoy muy preocupado. El edificio será más alto que el nuestro. He pagado por una serie de calidades que no quiero perder”, señala.

“Compré este piso por la luz. He pagado por una serie de calidades que no quiero perder”

La mayoría de las fincas de esta calle tienen entre dos y tres plantas. “La entrada de luz está por esta calle, ahí tenemos todos las ventanas. En la plaza de abajo, la de Cañamaque, también se perdería la luz de la tarde”, apunta.

Los vecinos coinciden en que es un buen proyecto para la ciudad y que es positivo recuperar el histórico edificio, pero no a costa de “encerrarnos y dejarnos sin espacio”. Portillo lamenta además que “el nuevo edificio “ocultará la singular fachada posterior, incluida en el catálogo de patrimonio arquitectónico de la ciudad”. Por ello propone “alzar edificios de menos altura para respetar esta fachada y recuperar otros espacios abandonados para ubicar aulas, como la antigua Escuela de Náuticas”. Mientras la Junta genera dudas y UCA, Ayuntamiento y Diputación insisten en defender la iniciativa, en José Celestino Mutis piden “un proyecto más equilibrado para los vecinos de la calle”.

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