La Avenida de Cádiz necesita reinventarse
La principal arteria de Cádiz, especialmente desde la expansión de extramuros, nunca ha jugado un papel relevante en el día a día de la ciudad, como vía con grandes comercios o centros de ocio
La Avenida, con más habitantes que La Viña y Santa María
La peculiaridad del callejero de Cádiz capital hace que la principal arteria de la ciudad la denominemos como ‘la Avenida’, eliminando las referencias de Ana de Viya, Andalucía, Cayetano del Toro en la que está dividida... hasta el punto que más de un gaditano debe de pensarlo primero antes de ver dónde termina una denominación y donde empieza la otra.
La Avenida mantiene esta referencia con mayúscula incluso años después de la apertura de la otra gran avenida de la ciudad, la de la Sanidad Pública. Al fin y al cabo, antes del soterramiento de la vía del tren vías con esta denominación, como la de Portugal o, sobre todo, la de Valencia, apenas alcanzarían la calificación de calles en otras ciudades.
Pero a pesar de esta preferencia en la red viaria de la ciudad, la Avenida nunca ha jugado el papel que le debería de corresponder como tal en la ciudad, en su vida diaria,, más allá de ser el mero corredor que nos conecta el casco histórico con la salida del término urbano en Cortadura desde hace algo más de un siglo, eso sí con una intensa densidad de tráfico.
La Avenida, en estos casos sí, ha sido y sigue siendo la referencia educativa para muchas familias, por aquello de tener en sus aceras a varios de los principales colegios públicos y concertados de la capital. Y referencia sanitaria por la presencia del Hospital Puerta del Mar. O el camino para muchos para llegar a la playa.
En su día fue la ruta para acceder a los cuarteles de Varela, o para ver una corrida de toros en el coso ubicado en la plaza de Asdrúbal. Hoy, el espectáculo se queda apenas en el estadio Nuevo Mirandilla.
Pero más allá de ello, la Avenida, con sus cerca de 4 kilómetros de longitud, nunca ha sido un espacio de concentración de público para acudir a eventos culturales o de ocio. Los cines Imperial, Avenida, Delicias (y a escasos metros, Mar, España, Gaditano), fueron desapareciendo con el paso de los años. Y hoy, esta arteria solo vive el espectáculo con la celebración de las cabalgatas de Carnaval y Reyes.
Esta vía tampoco ha jugado un papel relevante en nuestro comercio. Las grandes firmas nacionales e internacionales, salvo Cortefiel y poco más, siempre han apostado por el casco histórico. Es cierto que hay tramos de la Avenida con una oferta potente (hogar, zapatería, moda...) pero sigue fallando la atracción del cliente, pues se mantiene una dinámica histórica de acudir al centro, o al complejo de El Corte Inglés.
Un problema físico
Y después queda el aspecto físico de la vía.
La carretera fue creciendo a lo ancho a medida que la ciudad crecía por sus extramuros. Del primitivo camino que atravesaba huertas y espacios sin habitar a principios del siglo XX, a las ampliaciones de su trazado entrados ya en este siglo, con la expropiación de suelos de antiguos chalés para ampliar la calzada.
Los adoquines desaparecieron bajo la presión del asfalto ya en la década de los 60, aunque la urbanización del acerado entre la entonces Glorieta Ingeniero la Cierva y Cortadura tendrá que esperar a la llegada de los ayuntamientos democráticos en 1979, palmeras incluidas, a la vez que desaparecieron los grandes macetones de mampostería situados a lo largo de toda la vía, caían las catenarias del tranvía, primero, y el trolebús después y se eliminaban los giros a la izquierda.
Desde entonces la evolución de la Avenida en cuanto a mantenimiento y mobiliario ha sido muy dispar, con una falta de uniformidad en todos los tramos en la que está dividida.
Un claro ejemplo es el acerado. Nada que ver el existente hoy en la zona del edificio de Sindicatos con el más cercano a Comisaría o el instalado en el último tramo de la Avenida. Más amplio es el catálogo de parterres: cuadrados, circulares, inexistentes o los que en su día se instalaron en parte de la vía similares a los de Canalejas y que desde un primer momento se descubrieron como incómodos para la circulación, pero nunca se han retirado.
Plan de arreglo, parcial, del acerado
Ahora el Ayuntamiento afronta obras de reforma en las aceras que se encuentran en peor estado. Ya se ha trabajado junto al solar de la futura Subdelegación (aquí hay ejemplos de parterres inacabados), y entre Marconi y la glorieta Ana Orantes, donde las raíces del arbolado han levantado buena parte del suelo. Un tramo, además, especialmente estrecho para la circulación a lo que tampoco ayuda los inmensos e ineficaces parterres instados en su día.
La Avenida tiene también pendiente el arreglo de buena parte de las paradas del autobús urbano. Perdida la ayuda europea al descartarse el plan de ampliar las áreas peatonales de estos estacionamientos, el gobierno municipal tampoco ha acometido las obras de mejora que anunció. Y cada vez son más las paradas llenas de baches que se colapsan cuando hay lluvia intensa.
En una ciudad con un elevado porcentaje de mayores, faltan más bancos. Falta también, como en buena parte de la ciudad, más señalización respecto a equipamientos cercanos a la Avenida. Y, también, una reordenación de los pasos de peatones, como en su día se anunció, moviendo algunos semáforos a zonas de la vía donde más cruzan los peatones por mitad de la carretera y con el peligro que ello supone.
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