La ansiedad y el estrés aumentan durante la pandemia
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Desde que la COVID-19 hizo presencia en nuestras vidas muchos de los hábitos en el cuidado de la salud se han visto aplazados o bien de manera forzada por el confinamiento, o bien por el miedo al contagio.
Las dolencias psicológicas y de la vista han resultado de las más damnificadas por esta situación, ya que las revisiones y las consultas se dejaron pasar en detrimento de la salud en general.
Con el fin del confinamiento han dado la cara problemas de salud que van desde los ojos secos y la fatiga visual, que con gotas para ojos se podría haber solucionado, hasta dolencias relacionadas con el estrés como son los cuadros de ansiedad.
Secuelas indirectas en la salud por la pandemia
Si bien es cierto que no había motivos para dejar de acudir a los especialistas, puesto que como profesionales de la sanidad cumplían con los estrictos controles de seguridad, el considerar la ansiedad como un mal menor ha desatado una “epidemia” de padecimientos de esta incluso en niños.
El miedo y la ansiedad provocados por el estrés del confinamiento
El estrés sufrido con el confinamiento no tiene nada que ver con el que estamos acostumbrados a padecer por trabajo o problemas personales. Este es un estrés provocado por el miedo a lo desconocido, por no saber qué va a ser de nuestras vidas y de las de los que queremos y eso puede devastar la mente más equilibrada.
Aunque este virus que no está demostrado que comprometa por sí mismo la salud mental, ha ocasionado daños colaterales sobre la misma que hace que ahora haya muchos más casos de ansiedad, crisis de miedo y de baja socialización.
Sin ir más lejos, el estrés que hemos padecido durante estos años no solo nos deja un mal recuerdo. Nos deja también daños irrecuperables en el entorno familiar, en el laboral e incluso en el social, ya que el miedo al contagio sigue siendo algo latente en la mente de muchos.
Entre los más pequeños la situación vivida se ha somatizado con episodios de pérdida de vista repentina y momentánea que se ha incrementado en niños como forma de somatizarlo.
Todo esto junto con la dificultad de asimilar para muchos todo lo vivido hace que la presencia de psicólogos especializados en este tipo de dolencias se haga más necesaria que nunca.
Síndrome Visual Informático relacionado con el estrés
Por motivos laborales o por simple entretenimiento durante la pandemia nos hemos visto abocados a usar demasiados dispositivos como ordenadores, teléfonos o videojuegos en detrimento de nuestra vista.
El conocido como síndrome visual informático, que antes se daba casi en exclusiva entre las personas que por su profesión debían exponerse durante muchas horas a pantallas de ordenadores, se ha extendido a la población en general.
Y resulta evidente que no es por contagio si no por una sobreexposición a la luz que emiten todos los elementos que cuentan con pantalla y que o no están bien calibrados o que utilizamos de manera incorrecta.
Sus principales síntomas son la fatiga visual, el escozor de ojos y la visión borrosa que en condiciones normales tratadas a tiempo remiten sin problema, pero que por las circunstancias han puesto en peligro la visión de muchas personas por no poder acudir a un especialista en su momento.
En la actualidad, gracias al fin del confinamiento y a la disminución del miedo a lo desconocido que frenaba nuestras vidas, ya es posible acudir a revisar nuestra vista y sobre todo a retomar los tratamientos que estuviéramos siguiendo. De esta manera los especialistas podrán ayudarnos a que nuestra salud mejore y proceder a reparar otros males que la COVID-19 nos haya podido causar de forma indirecta.
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