El administrador apostólico de Cádiz, en el camarín de la Patrona

Ramón Valdivia ha querido visitar a la Virgen del Rosario antes de la misa de bienvenida, encomendado a la Patrona su labor en Cádiz

La aplaudida bienvenida al nuevo administrador apostólico de Cádiz y Ceuta

El administrador apostólico, cara a cara con la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz
El administrador apostólico, cara a cara con la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz / Lourdes de Vicente

Los signos en la Iglesia siempre son muy importantes y reveladores. En ocasiones, casi más que las palabras. Y este sábado, día del estreno de Ramón Valdivia como administrador apostólico de Cádiz y Ceuta, los signos han sido claves para entender qué perfil trae el obispo auxiliar de Sevilla y qué intenciones tiene en este período provisional de duración indeterminada.

Lo primero que ha querido hacer Valdivia antes de oficiar la misa de bienvenida en la Catedral es ir al encuentro de la Virgen del Rosario, Patrona de la ciudad. A las once de la mañana, en concreto, visitó el administrador la iglesia de Santo Domingo, subiendo al camarín de la Patrona, con la que estuvo cara a cara unos instantes.

“Acabo de ofrecer mi ministerio a las plantas de la Patrona de la ciudad de Cádiz, Nuestra Señora del Rosario. Ante Ella he dejado mis intenciones y la vida de cada uno de los diocesanos de esta hermosa tierra. A Ella le he pedido que guíe mis pasos y conceda la sabiduría para ser un buen pastor”, diría al inicio de su homilía en la misa celebrada en la Catedral.

La visita del obispo al santuario de los dominicos es una escena habitual siempre que hay relevo en la sede de la diócesis (que por ahora está vacante a la espera del nombramiento de un nuevo obispo, como quedó de manifiesto en el decreto de nombramiento que el canciller leyó en la misa y que firma el 22 de noviembre el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, Filippo Iannone, que es precisamente el sucesor en esta responsabilidad de Prevost, actual Papa León XIV). Pero lo que no es nada común es que el obispo suba al camarín, como sí ha querido hacer Ramón Valdivia.

Hasta Santo Domingo ha acudido acompañado del canciller, Cristóbal Flor (que además es párroco de Santo Tomás) y del director espiritual del Consejo de Hermandades, el marianista Rafael Iglesias; siendo recibido por el dominico Pascual Saturio y por miembros de las tres hermandades de la casa.

Este gesto de cercanía con la principal advocación mariana de Cádiz es uno de los muchos que ha regalado el administrador durante la jornada sabatina. Así, también invocaría en su homilía “la intercesión de los santos San Servando y San Germán y el beato fray Diego José de Cádiz”. De hecho, en el protocolo de la Catedral las únicas hermandades de la diócesis que han tenido sitio reservado han sido la Archicofradía del Rosario y la hermandad de los Patronos, representadas por su presidente (Juan Laluz) y su hermano mayor (Francisco Arenas).

De Ramón Valdivia era especialmente esperada su homilía, que supondrían sus primeras palabras al pueblo diocesano, su primera intervención cara a cara con la gente, no a través de escritos o mensajes de audio. Y la respuesta de los asistentes a la Catedral a esa primera intervención, cargada de optimismo, esperanza y cercanía con la diócesis, resultó ese sonoro aplauso que luego se repetiría al finalizar la misa. “Desde la muerte de Ceballos no escuchaba aplausos en una misa en la Catedral”, refería uno de los sacerdotes participantes en la ceremonia.

Y es que a los gestos del administrador hay que sumar también los gestos del clero y de los propios fieles con Valdivia. Como el gesto de su hasta ahora compañero obispo auxiliar, Teodoro León, que ha querido acompañarlo. Junto a ellos, pocas veces congrega la Catedral tal cantidad de sacerdotes, que quisieron así visibilizar la bienvenida y la acogida a su nuevo ‘líder’. Al igual que ha resultado llamativa alguna que otra ausencia entre el clero, especialmente la de sacerdotes que tienen sede en la ciudad y no han aparecido en una ceremonia a la que sí han venido sacerdotes incluso desde Ceuta y otros rincones de la diócesis.

Valdivia se ha mostrado este sábado como un obispo cercano e incluso espontáneo, como cuando en la homilía ha saludado de manera especial a su hermana y a sus sobrinos, que luego serían los encargados de ofrendar el pan y el vino recibiendo un cariñoso saludo de su tío obispo en el altar mayor.

Y también ha querido lanzar un mensaje de cercanía del Obispado que ahora lidera y de cariño hacia todos invitando a todos los asistentes a que se unieran al refrigerio que había preparado el Seminario tras la celebración, que se llenó hasta la bandera de gente que quiso tener ese primer saludo con un administrador apostólico que ya avisó en su homilía que “nos iremos conociendo y estoy seguro de que me aportaréis mucho para el ministerio que se me ha confiado”.

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