Supermercados| Cádiz

El desalentador futuro del pequeño comercio

  • Los antiguos ultramarinos han tenido que reinventarse para mejorar su perspectiva de futuro

Juan Garrido, de Alimentación Astorga.

Juan Garrido, de Alimentación Astorga.

Las grandes superficies ganan terreno en el mercado y la previsión es que sigan creciendo. La apertura de nuevos supermercados en diferentes zonas de la ciudad están provocando que los pequeños establecimientos tengan cada vez un campo más reducido de actuación.

Los negocios de barrio desaparecen poco a poco, “no podemos competir con las grandes superficies debido a los precios, la clientela va siempre en busca de los precios más baratos”.

La competencia entre los diferentes negocios siempre ha sido dura, pero en el caso de los grandes supermercados esta se ve incrementada. “Los pequeños comercios ya estamos en una situación muy complicada y ahora la competencia se da entre las grandes superficies”, afirma el dueño de El Lerele, en la calle Rosario. Aún así, hay ultramarinos que se niegan a perder la batalla y, ante la imposibilidad de ganar, les basta con empatar y seguir su camino llegando a fin de mes.

Con la apertura de nuevos supermercados sigue habiendo el mismo pastel pero se reparte entre más gente, llevando el trozo más grande el que más barato vende.Los antiguos ultramarinos han tenido que reinventarse en estos últimos años para hacer frente a esta situación. Ante la falta de clientes han optado por hacer de su negocio un lugar para el debate público, dando lugar a la creación de pequeños bares en su interior y haciendo con esto una combinación que busca la resistencia.

Imposible combatir en precios

Adentrarnos en la temática nos supone irnos directamente a las empresas mayoristas que suministran de productos a los negocios. Los grandes supermercados nacionales compran grandes cantidades de los diferentes productos, por lo que las empresas que suministradoras les hacen descuentos que es impensable que hagan a un pequeño ultramarino que compra lo justo para subsistir.

Aquí comienza el primer problema de la guerra de precios que siempre perderán los comercios de barrio. Algo como una lata de refresco que un supermercado compra por 30 céntimos y vende por 50, un ultramarinos lo adquiere por 60 y vende por 1 euro.

El dependiente de Molero’s afirma que hace tiempo que perdieron a los clientes que realizaban grandes compras. Ahora la gente que va es la del barrio que se acerca cuando necesita algún producto puntual y no tiene ninguna gran superficie cerca.

Personas mayores al frente

En la mayoría de pequeños comercios los propios dueños son también los dependientes y, al ser autónomos, por desgracia no pueden quedarse sin abrir el local y tomarse un descanso, ya que le supondría perder la oportunidad de ganar dinero.

En muchos de estos comercios los dueños son personas mayores a las que les queda poco para jubilarse y la única intención que tienen es poder llegar a fin de mes y posteriormente a la jubilación, y cuando llegue este momento cerrar el negocio. No hay perspectiva de mejora y muchos opinan que si no se jubilasen se verían obligados a cerrar en unos años.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios