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Urbanismo

Sale a la luz el ADN de la Avenida de Cádiz

Los viejos adoquines que han aparecido bajo el asfalto de la Avenida.

Los viejos adoquines que han aparecido bajo el asfalto de la Avenida. / J. A. H.

Las obras de canalización que acompañan a la construcción del Conjunto Residencial Nuevo San José, en el polígono de San Juan Bautista de Cádiz, donde estuvo en su día la parcela conocida como Los Chinchorros, han sacado a la luz restos de la antigua Avenida al abrirse a la altura de la parroquia de San José una zanja para la instalación del cableado.

Si hace unas semanas aparecieron restos de las traviesas del antiguo tranvía que unía, desde 1906, Cádiz con San Fernando y La Carraca, ahora se ha podido ver, en otra fase de las obras, los adoquines que precedieron al asfaltado en esta vía.

La Avenida ha evolucionado de forma más que sustancial a lo largo de más de un siglo.

Si cuando Cádiz vivía intramuros apenas si existía un camino de tierra, estrecho y denominado como el Arrecife, que permitía acceder a las granjas y escasas villas que se levantaban en los extramuros, más allá de las edificaciones en planta baja que se levantaron rodeando a la parroquia de San José y al vecino cementerio, la expansión de la ciudad cambió su fisonomía.

La puesta en funcionamiento del tranvía comenzó la transformación de esta zona de la ciudad, aunque hubo que esperar al inicio del derribo de los glacis, en 1931, su urbanización tras el final de la Guerra Civil y la apertura de los arcos en el frente de la muralla en 1951, para dar forma a la puerta de acceso a la Avenida desde el casco antiguo. En esta plaza se fue conformando un complejo de edificios administrativos: la sede del Consorcio de la Zona Franca, el Gobierno Civil, el Palacio de Justicia, el Instituto de Previsión, Radio Juventud...

Unos años antes, mediante un proceso de expropiación, se había ensanchando la arteria, que se llenaba de tranvías y coches, entonces muy escasos, en los días de toros en la plaza construida en extramuros a finales de la década de los años veinte, y que pronto tuvo de vecino a los cuarteles de Infantería.

El crecimiento de la circulación rodada modificó también el paisaje de la vía. Llegaron los semáforos y se habilitaron giros a la izquierda a la vez que los chalés, y las casas baratas levantadas por Cayetano del Toro, desaparecían en favor de grandes edificios de viviendas.

A la vez, lugares emblemáticos para el ocio de los gaditanos, como restaurantes y ventas, pasaron también a la historia.

El firme, ya adoquinado, aún daba paso al tranvía y, desde finales de los años 60, al trolebús.

La última revolución fue la eliminación del giro a la izquierda.

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